Aprendiendo sobre el tema leía que las heridas emocionales son como lesiones psíquicas que vaticinan (anuncian) en gran parte de los casos cómo será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos. La doctora Sharlene Wolchik dice que son como fragmentos sueltos y mal curados que nos impiden llevar una existencia más plena, e incluso nos hace sentir limitados en saber afrontar los retos del día a día con mayor destreza, tranquilidad y enfoque. Hablemos hoy sobre el por qué de la dependencia y el miedo a la SOLEDAD, unas de las cosas que más me aterrorizaban. Sin darme cuenta fue el enemigo principal con el que viví, y hoy puedo expresarte sinceramente que FUE, porque ya me siento LIBRE. Anteriormente y por muchos años, no podía dormir totalmente a oscuras y el pensar dormir sola en casa me llenaba de pánico. Hubo una época en que me quedé viviendo totalmente sola. Mi hijo mayor se fue a estudiar y trabajar a una hora y media del lugar donde vivíamos, por ello le convenía moverse y vivir cerca de sus actividades. Los otros dos hijos, por motivos económicos por los que atravesé en ese 2011, los envié con su padre, pues escasamente tenía para poner gasolina a mi carro y desplazarme con las familias que tenía que visitar como Agente de Seguros. Mi comida, Dios me la provenía con los clientes que visitaba. Ellos sin saber, eran una bendición para mí. Muchos de ellos no compraban el seguro, pero les caía tan bien, que esa cita de trabajo la convertían en visita, como si yo fuera una amiga de ellos, me contaban de sus vidas y cenábamos juntos. Muchas veces al salir de una visita y llegar a mi carro, lloraba y daba gracias a Dios por haber tenido un plato de comida ese día. Era tal el miedo de llegar a esa casa donde vivía, que prefería quedarme durmiendo en el carro, que entrar en ella. Otras veces me iba a la oficina a dormir en el piso, pues por alguna razón, me sentía más tranquila allí. En ocasiones llamaba a mi hijo del medio llorando, diciéndole, Andrés, te lo suplico, ven esta noche y me acompañas. Llegó un momento que preferí vender todo los muebles de la casa y recoger el dinero para un depósito de un apartamento más pequeño, que me brindara seguridad y tranquilidad al dormir. Con la ayuda extra por parte de mi hijo mayor, pensé poder lograrlo, y en cierta manera así fue, pero aún con ese miedo que el abandono me había dejado, haciéndome sentir con una soledad inmensa. Entonces encontré a un joven amigo que vivía cosas algo parecidas, y en las noches que llegaba de trabajar, me llamaba. Hablamos sobre el día de trabajo, sobre lo que nos dolía y sobre mi miedo. Él, como un ángel puesto en el camino, me decía: -"Doña Adriana, usted duerma tranquila que aquí estaré, sólo aguantémoslos los ronquidos"-, y nos soltábamos a reír. Y así fue por varios meses, hasta que llegó a mi vida un lindo compañero peludo, de ojos claros y súper cariñoso, ¡al cual llamé ASH¡ Ese perrito me dio un aliciente para llegar a casa con alegría y sin temor. Pero el problema del miedo y el vacío de la soledad seguían ahí. Pues sólo había tapado una herida de un trauma con una curita, como quien tapa una herida de un niño al cortarse. Entonces al estudiar sobre el tema, con el afán de entender el por qué de muchos de mis sentimientos y sufrimientos, encontré que, quien vivió el abandono en su infancia es común que en la edad adulta experimente un constante temor a vivir de nuevo esta carencia. De ahí que aparezca, por ejemplo, una ELEVADA ANSIEDAD a ser abandonado por amistades, hijos o parejas. ¿Cómo me di cuenta de ello? Al tomar tiempo a solas para leer, reflexionar y encontrarme a mí misma. Sentía la necesidad urgente de hacer un CAMBIO EN MÍ. Haciendo un corto paréntesis te contaré que ahora puedo entender por qué algunas personas dicen necesitar un retiro espiritual y se van a la india u otros lugares alejados del ruido y las grandes ciudades. Un lugar que les haga sentir paz, silencio, belleza y poder vivir un año sabático. Entonces como me di cuenta de lo que me estaba pasado y del por qué estaba viviendo lo que vivía. Pues sin pensarlo o planearlo de esa manera, yo encontré ese espacio y tiempo sabático, al llegar en noviembre con mi familia, después de los primeros 25 días vividos en un hermoso apartamento de la ciudad con una vista increíble, sentí ahogarme, y le dije a una de mis hermanas: "Por favor llévame a tu finca, necesito saber si me voy a hallar en ese lugar. Aquí es hermoso, pero deseo irme al campo". Sé o creo saber, que al principio ellas se sorprendieron, pues siempre les había dicho que NO quería vivir sola ni loca. Que alguna de ellas debía irse a vivir conmigo mientras yo era capaz de contratar una empleada para que me ayudara y fuera compañía al mismo tiempo. Bueno, ella me trajo y se fue medio triste porque no me devolví con ellas ni me fui de paseo de fin de año. Me sentían rara, callada, muy diferente a la que hablaba con ellas por teléfono desde California. Yo por mi parte quedé algo miedosa, pues me quedaría en una finca grande, de estilo viejito, super oscura en las noches, pero con un paisaje hermoso y un amanecer frío e increíblemente bello en la mañana. Me da risa porque soy muy friolenta y a pesar que prefiero el frío que el calor, este frío me encantó, siendo mas frío que el frío de mi preferencia. Al llegar aquí, la primera semana fue algo extraña. Me dormía tarde y despertaba muy a las 6AM, abría la puerta de mi alcoba y me sentaba afuera en un sillón con una cobija, mi Tablet y mis gafas. Miraba hacia las montañas, buscaba un tema de lectura y de repente empecé a escribir y escribir a tal punto que se me pasaban las horas y al darme cuenta, me decía: mañana continuas, debes ir a trabajar. Hoy puedo decirte que aunque algunos escritos me han sacado lágrimas, sé que esas lagrimas son parte de la sanidad que necesitaba. Hoy puedo contarte que me siento libre del miedo a la soledad. He podido dormir sola con una paz tan hermosa, sin tener la necesidad de una luz encendida o una persona que me acompañe. Hoy puedo entender el por qué de la decisión de mi madre al querer quedarse sola. Y aunque un día expresé que no me cerraría a la oportunidad de compartir mi vida con ese ser que Dios me envié, porque CREO en el amor, y CREO que puedo ser el gran amor de alguien, te puedo confesar que estoy gozando de esta soledad. Me levanto con tanta alegría a leer y escribir, salgo a caminar, como lo que deseo, trabajo sin presión y al llegar la noche disfruto de una buena serie y duermo tranquila y sin ansiedad. Entonces vi que había comenzado a cicatrizar. Continuando con la lectura de la doctora Sharlene Wolchik, ella expresa que: Cuando el temor a los momentos de soledad desaparecen, es porque empezaste a cicatrizar y superar dichos traumas. Por lo tanto ella aconseja que empecemos a dialogar con nosotros mismos en forma positiva y llena de esperanza. Algo que puse en práctica, y por mi lado te animo a buscar tiempo o espacio a solas. Programa un retiro, así sea que empieces por un fin de semana. Ve sola o solo. Ve con un corazón y mente dispuesta a hablar contigo, a leer temas que te ayuden a entender el por qué de tus cosas. Lleva hojas y pluma y ojalá puedas mantenerte sin celular en ese tiempo a solas con Dios y contigo. Ora. Pon ese espacio en las manos de Él, pídele que te dé entendimiento, guía y amor. Tal vez no podamos tomarnos el año literalmente, pero si podremos empezar con un fin de semana. Te garantizo que si lo haces a consciencia tu vida cambiará y muchas cosas iras sanando en tu ser. ¡Así me a pasado a mí! Hoy mi prioridad no es buscar otra relación, ni una persona para rentarle con la excusa de que así me ayudaré económicamente. Hoy puedo decirte que lo que no viví a mis 19 años, como mujer sola e independiente, donde viví un tiempo hermoso de soltería, disfrutando de cenas, salidas a la playa con sus amigas o un buen cine y una buena lectura o tiempo de costura en la noche, yo lo viviré y disfrutaré ahora a mis 52 años, porque aprendí en este tiempo de lectura y reflexión el por qué del vacío, el por qué del miedo. Identifiqué de dónde vino ese sentir y quise enfrentarlo y, buscar la manera de superar y sanar. Todo está en uno, otra vez lo compruebo y a pesar de que aparentemente sea corto el tiempo para decir “prueba superada”, en 3 meses, créeme que lo está. Porque lo que determina el “qué o el cómo” NO es una cantidad de tiempo o secciones con el Psicólogo. ES EL DESEO QUE TÚ TENGAS de sanar, encontrarte, identificar y curar, lo que hace el cambio en ti. Hoy viviré gozando y disfrutando de quien soy y lo que soy. Deseo amar a Adriana cada día más. Y deseo seguir sanado heridas, para poder seguir compartiendo contigo y, junt@s logremos sanar y llegar al cambio deseado y propuesto. Un abrazo... -Adry Victoria-
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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