Un buen descanso te da un hermoso amanecer y por consiguiente un hermoso día. ¿Estamos de acuerdo? Hay muchas formas de ir a cama con bonitos pensamientos, pensamientos alegres, motivadores, de paz, de amor, de esperanza, de motivación. Un día de la semana pasada, pude experimentar uno de esos descansos de los que menciono. Un descanso tan tranquilo, que al día siguiente desperté llena de motivación y muy alegre. Y es allí, donde vuelvo y compruebo que si dejas en tu mente algo bonito al ir a dormir obtendrás un buen descanso y si tu sueño será tranquilo, así mismo será tu despertar. Tranquilo, alegre con un buen sentimiento y deseos de devorarte el día. La semana pasada en medio de un día de trabajo y sorpresas obtuve otra que me sorprendió mucho más. especialmente porque pensé que nunca más volvería a tener contacto con la persona que me sorprendió. En medio de mis llamadas de trabajo, me entro otra, y por instinto envié un mensaje de texto diciendo: “dame 10 minutos estoy con un cliente en el teléfono” Y recibí un “OK”. En ese momento obvio que había visto el nombre en pantalla al entrar la llamada, pero no se qué pasó, que en vez de pensar como llegué a hacerlo en otras ocasiones, lo que se me vino a la mente fue un “ ¿Y eso?” y envié el texto. Hemos dicho que podemos perdonar de corazón. Perdonar tan sinceramente que entregamos esas mil situaciones a Dios y ya no cargamos con NADA malo, deshaciéndonos del peso que eso nos causa. O sea, perdonamos y soltamos de verdad. Pero aun así, de vez en cuando recuerdas con algo de dolor a esas personas que dejaron huellas marcadas en tu vida. Amistades que dejaron buenas cosas en nuestro baúl de recuerdos. ¿Te ha pasado algo así? Cuando piensas en ellas creo lo primero que viene a tu mente es un: "Qué pesar que haya pasado lo qué pasó”, o un “ será verdad lo que me comentaron de ella” o un “¿Por qué lo hizo? ¿Por qué me fallo?” Reflexionando en este punto, llegue a la conclusión que ese tipo de pensamientos llegan a ti, porque Dios te dice: “Analiza bien las cosas”. ¿Sabe? Hay personas tan importantes y de tanta bendición en nuestro camino, que vale la pena pensar si verdaderamente nos conviene hacerlas a un lado, ya que han traído más cosas buenas que malas a tu existir. Entonces se vale pensar si se puede volver a dar una oportunidad a esa amistad, o a esa confianza una vez dada. Especialmente si nunca enfrentaste la situación o investigaste si fue por mal entendidos, por chismes, por mala intención, e incluso por algún error cometido. Todo esto me hizo preguntarme: ¿Acaso somos nosotros perfectos como para pensar que nadie tiene derecho a equivocarse? Cuando nosotros también erramos al permitir creerles y dejar que pasara precisamente lo qué pasó? En este caso en particular, hubo un distanciamiento porque yo no di la oportunidad de que me hablara, y dijera el por qué, o la razón de mencionarme en una conversación, colocando mi nombre sin estar yo presente, o sin haber consultado conmigo, que quería esclarecer algo con otras familias cercanas a mí, y yo me vería involucrada. ¿Por qué no reunirlas a todas y hablar sobre lo que le molestaba o aclarar una situación? ¿Por qué hacerlo de la manera que se hizo, dañando más las cosas y a las personas? Eso me preguntaba y me dolió tanto que solo le escribí dejándole saber lo mal que me parecía su acción y actitud. No quise volver a hablarle porque no quería caer en el error que él había cometido, según las circunstancias, haciendo quedar mal a la persona o a las personas que me hablaron sobre el tema, unas sólo para contarme y otras para reclamar o preguntar si había sido verdad y por qué mi nombre estaba allí. Por otra parte no sentía que era correcto ni delatar a nadie o dar detalle de los comentarios, pues siempre he pensado que es mejor ser prudente, que es mejor no echar más leña al fuego y a parte porque nunca imagine que fuera mentira, exageración o tergiversada la información que había llegado a mí, especialmente por tratarse de la fuente que había dado dicha información. Este tipo de casos son los que nos llevan a volvernos desconfiados. Con esto que pasó, Dios me mostró que al estar orando y sanando de verdad, Él no se queda con nada. Él al mismo tiempo que está trabajando con uno, esta trabajando con las personas que le interesa que haya otra oportunidad, ya que a ambas nos necesita para la obra y ministerios dados. Con cada uno de nosotros Dios tiene un plan, pero para lograrlo nosotros debemos estar en la sintonía correcta, o sea con ese corazón dispuesto a ser mejor persona, una persona de cambio y ejemplo. Siguiendo con el testimonio que te comento, tiempito después, al estar aquí, en mi tiempo de reencuentro conmigo misma, en tiempo de sanción y reflexión, llegó a mí la tranquilidad sobre esta persona y ya en vez de pensar en un “qué pesar”, había pensado en un “Cómo estará” y de repente entra esa llamada. Entonces me sorprendí, pero entendí después que por eso mi subconsciente había contestado “dame 10 minutos”, cuando realmente no es el tal subconsciente, sino el Espíritu Santo hablando conforme a lo que ha ido trabajando contigo. Al regresarle la llamada, hablamos tan agradable, reímos, y después de una amena conversación, inteligentemente llegó el momento de aclarar un par de cosas que se TENÍAN que aclarar, pidiendo ambos disculpas por lo sucedido o por lo que se dijo, especialmente de mi parte, pues le había escrito de una forma muy fuerte, ya que siempre me ha sido difícil tolerar, que digan cosas mías que son calumnias con tal de que ellos queden bien o justificar su malas acciones. Cuando llega a ti ese tiempo de reconciliación porque no solo lo deseas sino porque lo buscas y trabajas en él, aprendes a escuchar, a entender las razones de otros, y a dar oportunidades a quienes sí la merecen, porque Dios te da esa claridad y tranquilidad para que lo puedas hacer. Esta persona me tenia mucha confianza, a tal punto que me comentaba cosas personales. En algunas ocasiones me preguntaba o me hacía comentarios sobre su familia que me permitía de repente darle algún consejo o compartirle testimonios míos donde le explicaba como lo había manejado y cómo me había funcionado. En ocasiones sorprendido me decía: ¿Cómo sabes tal cosa de mí? Su imagen ante otros, es como una persona muy seria, cortante, demasiado reservada e incluso algo engreído. No se explicaban cómo con su carácter y lo ocupado que era, a mí si me dedicaba tiempo e incluso no visitaba a nadie, pero a nuestra casa sí llegó a pasar un par de veces a tomar café y compartir un rato. Cuando me comentaron sobre eso, me sentí alagada, especial. Y di gracias a Dios. Pero como siempre NO faltó el que se sintiera con coraje o con envidia. De allí que es muy importante estar lleno de la presencia de Dios y tener firme esa relación, para que sepas actuar, decidir y reaccionar. Mi alegría de aclarar todo lo sucedido y disculparme por mi parte, me llevó a otro nivel de tranquilidad y paz. A otro nivel de sanidad. Esa noche pude ir a la cama tan contenta y con una sonrisa tan grande en mi rostro, que dormí súper bien. Tuve un descanso verdaderamente restaurador, feliz, tranquilo, lo que me llevó a un despertar maravilloso. Lleno de ganas de devorarme el mundo ese día y los días siguientes. Por eso me motivé a compartirte esta reflexión, para que recuerdes la importancia de ir a la cama con buenos sentimientos. La importancia de saber perdonar, sanar y soltar. También para que tengas presente que Dios trabaja TODO EL TIEMPO A TU FAVOR, especialmente si esta viendo tu esfuerzo por el cambio y el perdón. Es maravilloso sentirse cada vez más ligeros y reconciliados con el mundo, con las personas que has tenido un cariño especial. Aun faltan unas cuantas. Pero ahora sabré esperar más y más tranquilamente, porque sé que Dios está obrando. Todo llega a la hora que tiene que ser, ni más tarde ni más temprano, sino a la hora y en el día que Dios tiene dispuesto. Confía en eso especialmente cuando lo has puesto en Sus manos. Deseo que vivas de aquí en adelante ese tipo de descanso y ese tipo de despertar. ¡Es maravilloso! Un abrazo de tu amiga... - Adry Victoria-
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