Cuaresma, seguimos preparándonos rumbo al camino del cambio.
Hay una vida hermosa y disponible para todos nosotros, una vida libre de cargas, miedos, aburrimiento, vicio y vacío. El problema es que el camino a ese estilo de vida, requiere de un sacrificio y una fuerza de voluntad gigante, como lo hemos venido leyendo. Jesús nos pide perder nuestras vidas para ganar vida con Dios. En Mateo 10:39 él dice: “El que se aferre a su propia vida, la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa, la encontrará”. Y es allí donde se nos hace tan, tan difícil lograr entregarnos por completo. Veamos: Todo aquel que cree en nuestro Padre Celestial, desea su bendición, le teme, quiere agradarle, obedecerle y obviamente quiere un día estar en su presencia. Tratamos de leer diariamente, de orar, de escuchar prédicas o sermones. En sí, buscamos la forma de fortalecernos durante el día y llenarnos de Su presencia, ¿Verdad? ¡Grandioso! Aquí cumplimos en parte lo que Él quiere de nosotros. PEROOO… Tristemente, no logramos renunciar totalmente a nuestros deseos. Miremos solo un par de ejemplos. El que es amado, “en algunos casos” quiere más, exige más. Nunca se siente totalmente satisfech@, y en ocasiones por esa in saciedad de afecto, empieza a causar problemas en sus relaciones, detonando los “PLEITOS, CELOS E INSEGURIDADES”. Otro ejemplo, podemos verlo en quienes con una ambición laboral dañina, no disfruta ni valora su posición actual por estar anhelado un ascenso al precio que sea, involucrando aquí su “INTEGRIDAD, HONESTIDAD y LEALTAD”, y con ella el ambiente y confianza laboral. Creo podría darles varios ejemplos, y en muchos de ellos podríamos sentirnos identificados. Sólo hagámonos la siguiente pregunta: ¿He pasado por momentos de temor, estrés, contienda, celos, depresión? Me pregunto si lo hemos hecho adrede o por masoquismo, y me respondo que estoy segura que no. En la reflexión del día, nos animan a revisar qué tanto tiempo dedicamos a los placeres, entretenimientos o distracciones, en comparación al tiempo que dedicamos para estar con Dios. Al obtener la respuesta, muchos nos daremos cuenta que estamos cortos y debemos hacer cambios. No con esto te estoy diciendo que te conviertas en un fanático que no quiera salir de una iglesia, o que no puedas volver a prender una TV, ir a un paseo o salir con tus amig@s. Sólo te digo que si estamos pasando constantemente por tribulaciones, debemos dedicar más tiempo a la lectura y también a la oración. “UN SOLDADO BIEN ENTRENADO, ENFRENTARÁ MEJOR LA BATALLA” Es esperanzador saber que Dios es PACIENTE. Él nos entiende, nos ayuda y bendice a pesar de nuestras fallas. Pero anhela profundamente que nos entreguemos por completo. Espero de todo corazón podamos ir lográndolo día a día. Te envío un cariñoso abrazo. - Adry Victoria.
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