Aprendamos en esta época de navidad sobre “La Duda”. Lo que es y en cual categoría hemos estado, estamos o hemos pasado. Es importante identificarnos, buscar y aprender. ¿Qué es la Duda? Carencia de certezas en el pensamiento o las acciones. La duda puede afectar las decisiones en forma drástica y en ocasiones, en forma dañina y dolorosa. Afecta la confianza y el juicio de una persona. Incluso, puede suscitar inestabilidad en nuestro estado de ánimo. Todas las personas dudamos en algún momento de nuestra vida, sea por elección de un trabajo, por la elección de un carro, cambio de casa, inversión de negocio, un gasto económico, la actitud de una persona cercana, y donde dejas la decisión de un matrimonio. Otras circunstancias, motivos o momentos que nos pueden poner en la posición de duda, son cuando debemos elegir si una persona es culpable o inocente de algo que se le juzga o acusa. De allí que, en el ámbito penal, se dice que nadie es culpable hasta que se le demuestro lo contrario. Leyendo en Wikipedia y Google al respecto encontré que existen diferentes factores, tipos o características sobre la “duda”. También puede ser la incertidumbre que se experimenta ante determinados hechos y noticias. Te compartiré un poco al respecto y lo que me llevó a leer nuevamente sobre ello y escribir sobre el tema. Primero duda, la Duda Cartesiana. Rene Descartes fue un filósofo, científico y matemático de origen francés, considerado por la tradición como el padre de la filosofía moderna, la geometría analítica y el mecanicismo en la física, él describió que el mejor camino para llegar a la verdad consiste en eliminar prejuicios, de manera que todo ser humano, si quiere alcanzar la verdad debe dudar de todo para llegar a ella. Sin embargo, la duda tiene un sentido más complejo que simplemente dudar de todo, y este sentido consiste en buscar y llegar a algo de lo que ya no sea posible dudar. Esto consiste en Encontrar verdades claras y evidentes. Segunda duda, la Duda Escéptica. El término se usó para nombrar a los miembros de la escuela filosófica que "no afirman nada", es decir, que se quedan en reflexión sin pronunciarse ni aceptando ni negando. Ellos dudan de toda la información que no sea apoyada por la evidencia. Los escépticos pueden incluso dudar de la fiabilidad de sus propios sentidos. Tercera duda, la Duda existencial. Esta, es la que ha causado el mayor auge desde la antigüedad. La duda existencial, es aquella que nos lleva en algún momento a preguntarnos ¿Qué somos?, ¿A dónde vamos?,, ¿De dónde venimos?, ¿Cuál es el propósito de la existencia?, ¿Qué es la vida?, ¿Para qué vine al mundo?, Etc. Bueno, Para algunas personas, la duda es un gran obstáculo; otras la ven como un inmenso trampolín hacia la vida; y otros lo vemos como circunstancias que se nos presentan en forma de pruebas que deben SER SUPERADAS. El humanismo dice que la duda, aunque incomoda, es absolutamente esencial. Yo digo, por todo lo experimentado, que la duda evidentemente tiene dos caras. Una buena y una muy peligrosa. La buena nos lleva a investigar para encontrar una verdad, para entender un suceso, la actitud de alguien, la toma de una decisión. La buena, nos lleva a orar, nos ayuda a tener fe, nos dirige a pedir por sabiduría para no equivocarnos. La duda nos suele ayudar a discernir, a solucionar problemas, a llegar a conclusiones. Otro lado bueno de la duda es para quien quiere crecer y no volverse incrédulo, desconfiado e incluso temeroso y amargado. Pues nos lleva e impulsa a: “INVESTIGAR, LEER, PREGUNTAR, HABLAR” y ante todo a saber escuchar atentamente no solo a tu corazón, si no a los criterios de los demás. Sin embargo, hay dudas que pueden ser contraproducentes y nos paralizan: “Si dudas, fallas”. El lado malo o peligroso de la “duda” es cuando sólo nos quedamos dudando. Pensando y pensando sin hacer nada. Permitiendo que nos coma por dentro, nos robe un mañana mejor, un sueño, una buena oportunidad, un buen trabajo, un buen amigo, una buena relación, o un buen esposo. La negatividad que le ponemos a esa “duda”, nos dice que las cosas buenas no nos pueden pasar a nosotros, y nos arrojan a cometer errores. Errores que muchas veces ya no pueden ser corregidos, sé por qué te lo digo. Hoy podría compartirte dos testimonios con respecto a este punto. Pero te compartiré el más reciente, y que fue el que me llevó a leer sobre esto. Quería entender a mi nuera y sanar cualquier dolor. Si quería lograr entender y sanar, debía investigar. Leyendo y orando, tenía que prepararme para lo que seguirá en el futuro y luego compartiré el resultado de esta reflexión. El fin de semana pasado, asistiría al sueño más grande y hermoso que tiene todo padre. LLEVAR A SU HIJO AL ALTAR, en un mundo actual, donde solo se piensa en la unión libre. Cuando mi hijo mayor me comentó hace un año sobre su compromiso, Llenó mi corazón de mucha alegría, pues él era una de esas personitas que decía: Ma, el matrimonio no es para mí. Eso es algo de mucha responsabilidad y veo tantas separaciones y problemas, que yo no quiero eso, ni estoy listo para ello. Es más, no quiero tener hijos. Por lo tanto, me compró un hermoso “husky” en el 2014 en representación de un nieto, esto fue algo que compartí en uno de mis primeros testimonios. Por tal razón, cuando me dijo que tendría un bebe y ver su emoción, su cara de felicidad, su pelea por criar a esa hermosa niña, cargarla, vestirla y en cierta manera darle ese hogar de seguridad y estabilidad que yo no le pude dar, me llenaba de orgullo. Me hacía sentir que no había hecho del todo mal mi trabajo. Recuerdo que en alguna ocasión le dije: Alejo, el que a mí me haya ido mal, no significa que a ti no te pueda ir bien. Eres un joven centrado y con un bello corazón. Eres fiel, responsable y cariñoso, cosas muy importantes con las que toda mujer sueña. En fin, todo un año lo vi trabajar duro, de hecho, ambos trabajaron por esa boda de cuento de Hadas, para que su prometida y madre de su criatura, tuviera la boda que toda mujer anhela. Y finalmente, ante Dios, hacer las cosas bien. Entonces, me sentí mucho más feliz. No imaginas con la emoción y preocupación que estuve, al salir a buscar unos días antes de la boda, un vestido que fuera digno de una madre llena de felicidad por la decisión que su hijo había tenido. Quería que él se sintiera tan orgulloso ante todos sus invitados de contar con una mami bonita, elegante y orgullosa de su hijo. ¡WOW! Lloro en estos momentos, y lloré durante los días que buscaba el vestido. Cuatro días antes a la boda, rumbo a un concierto con una amiga, él me llama y me dice: Ma, qué canción quieres que pongan para el vals que bailaras conmigo. Mientras manejaba y escuchaba diferentes opciones, Lloraba y le decía a mi amiga Laura, no creo que el maquillaje de ese día dure. ¡Mírame como estoy! Y dos días antes de la boda, me llama llorando, diciéndome, Ma, Kelany quiere aplazar la boda… - ¿Qué? ¿Cómo así, qué paso? - pregunté. Cálmate, Alejo. Debe ser el estrés por el que han pasado. Él desolado lloraba y decía: Yo no acepto un aplazamiento, porque según tiene dudas. Si ella la aplaza, yo la cancelo. Fueron sus palabras. -Mamá, estoy cansado, creo he hecho todo lo posible para mostrarle cuánto la amo, y ahora dice que tiene “dudas”. - Me partió el alma. Bueno, fíjate como una “duda” puede afectar para bien o para mal. En este caso en particular, no te mentiré, me llené de coraje al principio. Dudé de ella, de su madurez. En mi corazón no cabía el hecho de una duda justo dos días antes a la boda, pues ya llevaban viviendo un año juntos, con bebe en manos. Ya conocían muy bien sus gustos, sus formas de dormir, respirar, comer. ¡TODO! Cómo no haberla pospuesto antes, o haberse cuidado si no estaban aún seguros de un compromiso tan serio. ¿Cómo esperar hasta un día antes? Era lo que mi corazón decía una y otra vez. Si te das cuenta en este primer testimonio, lo primero que hizo la duda en mí, fue crear un aspecto negativo, de crítica y coraje. A lo mejor pensaras “Adry, es normal” … Sí y no. Pues con ese corazón cristiano que tengo, debí pedirle sabiduría a Dios justo en ese momento. Debí colocarme de rodillas y orar por esa mujer, por esos dos corazones en crisis y tener la fe que se necesita en esos momentos. Tener la fe que Dios se encargaría. En cierta manera lo hice, pero también fallé. Te sigo comentando… Cuando me llamó, actúe o respondí conforme a la mujer que soy. Y le dije: -Alejo da una vuelta, respira profundo y pídele a Dios que te ayude a entender y a saber tomar una decisión. Dios está contigo. - Eso estuvo bien. Pero luego mientras retumbaba en mi cabeza el llanto y dolor de mi hijo, sentía coraje contra ella, lo confieso. Especialmente cuando sentía que de una u otra forma estaba manipulando los sentimientos de Alejandro cuando él nos dice que, ella quiere que vayamos al viaje que habíamos pagado de luna de miel, pero no quiere casarse. Entonces no lograba entender. Por lo tanto, le dije una noche antes de regresar a mi casa. Alejo: te diré lo que un día tú me dijiste: “Si tú eres feliz, yo soy feliz” SEA LO QUE SEA QUE DECIDAS. Yo estoy contigo. Solo te pido que traten de analizar los dos, que, en una relación, no se trata de quien manda más, quien trabaja más, o quien manipula a quien. Se trata de trabajo en equipo, de dialogo, apoyo, respeto. Se trata de que dos personas se convierten en una, y que los problemas se solucionan entre los dos. Piénsalo, valórate y háblenlo. La boda no se realizó. La pareja se fue a su viaje. ¿Qué paso? No sé, y no preguntaré. Porque los problemas de pareja son de pareja y no de los padres o suegros. Si un día él me cuenta, claro que le escucharé. Mi tarea a partir de ese momento fue leer para entender, orar para sanar y perdonar una herida que en el momento me habían hecho. A parte porque esa relación entre ella y yo no terminaría así ellos no se arreglarán, pues existe una nieta de por medio. Y si ellos se arreglaban, mi corazón de todas formas debía entender que cada persona pasa por momentos muy difíciles y eso no las convierte en brujas malas, o no merecedoras para nuestros hijos. A lo mejor ya no habrá la boda anhelada, ni manteles largos y vals bailado. A lo mejor se casen en silencio ante un notario. Sea como sea, los voy a querer a ambos. Dios tiene un por qué para TODO. Y si fue solo por un capricho inmaduro de ella, Dios igualmente se encargará de que ella se disculpe, no solo con nosotros sus padres o familiares, sino con él y ella misma. A lo mejor él también cometió errores que la pusieron a ella en esa horrible posición. Algo que no pensé en ese momento. Tengo la esperanza que en ese viaje hallan hablado de TODO, hayan sido honestos con ellos mismos, hayan encontrado la verdad absoluta ante la duda, y la prueba sea superada. la mañana del sábado diciembre 3, le escribí preguntando: ¿Cómo estás? Horas más tarde, me respondió. Bien ma. La pasamos muy bien. Por lo tanto, le doy gracias a Dios por traerme a este punto de querer leer y escribir sobre el tema. Porque si no hubiera sido por esto, yo seguiría enojada con ella en mi corazón, mirando solo su lado malo. Seguiría sin entender, sin orar por ellos y con sentimientos negativos que solo destruyen. Mañana, cuando se animen a llamarme a saludar, sé que lo podré hacer con el cariño que siempre les he expresado. Recordemos que, por muy lógicas que parezcan nuestras razones, Dios ha hecho insensata la sabiduría del mundo (1 Corintios 1:20), y Sus planes aparentemente insensatos son mucho más sabios que los del hombre. La fe es confiar en Dios, incluso cuando Su plan va en contra de la razón o la experiencia humana. El remedio para la duda es la fe, y la fe viene por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17). Es IMPORTANTE tener claro que no podemos echar toda la culpa a Satanás por cada cosa que nos pase. Ya que la Biblia nos hace plenamente responsables de nuestras propias dudas. Esta reflexión me enseña que siempre ha existido el problema de las dudas, la incertidumbre, la desconfianza, la incredulidad. Una acción y una consecuencia, en todo tipo de situaciones: Personales, laborales, jurídicas. Pero siempre hay forma de aclarar, sanar, pagar, corregir y seguir adelante, o de hundirnos. Todo depende de la actitud y responsabilidad que tomemos ante ellos. Ya me siento más tranquila y aunque en mi corazón exista una leve tristeza por no haberlo entregado en un altar. Sé que a Dios se lo entregué. Sé que ellos lo harán igualmente, si es que ya no lo hicieron. Sé y tengo fe que todo está en manos de Él y todo obrara para bien. Te mando un abrazo y ojalá hayas aclarado o aprendido algo de lo escrito hoy para ti y para mí. -Adry Victoria-
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