¿Qué es Manipulación?
¿Por qué una persona se vuelve manipuladora? ¿Cómo saber si estamos siendo manipulados? ¿Cuáles son las consecuencias de ser un manipulador? ¿Seré yo manipuladora? ¿Se puede dejar de ser un manipulador? Son muchas las cosas que debemos aprender sobre el tema. Empecemos… *Una persona manipuladora es aquella que necesita controlar, cambiar y deformar los comportamientos o percepciones de los demás. Busca ejercer influencia por encima de las creencias o sentimientos de otros para lograr su propio beneficio. *En la gran mayoría de los casos, una persona con personalidad manipuladora actúa así debido a que experimenta ansiedad, o miedos demasiados arraigados, generalmente por carencias, excesos, o porque no hubo límites que lo controlaran desde su niñez, lo que nos lleva a recordar que nadie nace con determinadas personalidades. Nos HACEMOS en el transcurso del crecimiento. De allí la importancia de saber criar a nuestros hijos. Lamentablemente muchos aprendemos sobre este tema algo tarde, como es mi caso. Tarde porque no puedo devolver el tiempo y corregir acciones o actitudes, pero aun a tiempo para saber comprenderlos, y a través de estas reflexiones o escritos ayudar a otros que quizás están comenzando a ser padres. Al leer sobre esto puedo entender el porqué de la personalidad de mis hijos. Especialmente dos de ellos. Te compartiré un poco sobre lo que me llevó a este estudio. Muchos de ustedes, los que siguen la página casi desde su origen, saben que me casé a la edad de 17 años. Tuve 3 hijos varones, sin ninguna madurez y obviamente, cero experiencias de la vida y de ser madre. Buscaba esa figura y calor paterno que me faltó. Educar en ese entonces a mis hijos, era como quien juega con sus muñecas. Los cargaba, bañaba, cambiaba, les daba de comer, y los consentía como hubiera querido que lo hieran conmigo. Así cada día. Eran mis pequeños bebes. No permitía que nadie me los mirara mal y me sentía muy orgullosa cuando me admiraban a dos de ellos. A uno por ser super platicador, vivo, alegre, y al otro por que parecía un angelito. Rubio, de ojos miel claros, gordito, y ambos con la sonrisa más hermosa del mundo. Al ir creciendo, Mauricio su padre y yo íbamos comprándoles cosas y dándoles una niñez que nosotros nunca tuvimos. Creo que sin darnos cuenta ni ser conscientes de ello, estábamos dando gusto al niño interno nuestro. Ahora que recuerdo, en alguna ocasión expresamos: “Que nuestros hijos no pasen por lo que nosotros pasamos”. Carencias de amor, de tiempo, de atención, de lujos y mucho menos de comida, como fue el caso de Mauricio con su padre en una época. Entonces veo, cómo les pudimos enseñar varias cosas y que tuvieran recuerdos hermosos de su niñez. Pero también veo como fallamos en no haber sabido ponerles límites. No les enseñamos que las cosas se ganan, no se exigen. Se cuidan, no se derrochan. Y que todo se logra con mucho esfuerzo. Algo que les estamos enseñando hasta ahora a través de nuestras caídas y formas de luchar para volver a levantarnos. Me doy cuenta al ir escribiéndote, que al menor le faltó mucho de lo anterior. Especialmente recuerdo sus primeros 6 primero años. Esos años bonitos de sus padres unidos, paseos y convivio familiar. Cuando me separé de su padre, mi hijo más pequeño tenía 6 o 7 años. Desde ese entonces mi tiempo era más limitado y la nana que me ayudaba con ellos, ya no existía. Y aunque siempre estuve al pendiente de él, de su salud, de sus tareas, sus amigos e igualmente de que sintiera mi amor, la vida de él fue un poco diferente a comparación de sus otros dos hermanos. Nunca le faltó nada… Años después me entero de que recibió mucho bullying de niño, por su timidez y forma de ser. Pienso que lo marcó mucho. Hay cosas que en la adolescencia y la etapa de los 20, pasan por la vida de nuestros hijos y nosotros como padres no llegamos a enterarnos. Algunos sí comparten con sus padres, pero otros nunca cuentan nada. Quizás por pena, quizás porque no lo vieron importante. Al final del día, la realidad es que a muchos les afectan grandemente esas vivencias, y quizás es el caso de él. ¿Saben? Es un joven con muchos talentos. Siempre le decía que lo visualizaba sirviendo a Dios con la música. Toca divino varios instrumentos y aprendió por oído, ya que nunca tomó clases como tal. Pero por no saber cómo enfrentar a lo mejor ciertos traumas o problemas emocionales, se ha alejado de nosotros y por más que sus hermanos y yo le hemos buscado, ofrecido amor, pedido perdón por las equivocaciones cometidas, y le hemos dado sugerencias con respecto al manejo del enojo, el bien que le haría ir a un gimnasio, consultar con un psicólogo, o tal vez ir a un retiro espiritual. Pero nada nos ha funcionado. No nos acepta, y esto nos duele mucho. Duele porque sé que sufre, y en ocasiones a pesar de que nos rechaza se siente solo. Esta semana que pasó, ocurrió algo que me puso a pensar mucho en el porqué de su actitud, en cómo me sentía yo al respecto, y le expresé a uno de sus hermanos: “Sabes Alejo, me duele enormemente el corazón por la actitud de tu hermano, pero hay un dicho que dice: Cómo ayudar a quien NO quiere dejarse ayudar. Sólo puedo seguir orando por él. Le pido a Dios que sane su corazón. Que lo traiga de regreso. Que lo ayude a sentir que nos importa.” Luego de esa conversación con Alejo, me sentía tan enojada. Me sentía manipulada emocionalmente de nuevo, pero muy triste al mismo tiempo, y de allí que empecé a leer del tema para entender mejor. Bueno, porque digo nuevamente. Andrés, otro de mis hijos, sabía cómo tocar las fibras delgadas y débiles de su madre, para lograr siempre salirse con la suya. Y cuando finalmente, ya a sus 26 años, me puse más dura con él, se molestó tanto, al punto de decir: “Yo no te importo”. Su madre ya no salía corriendo a defenderlo o sacarlo de problemas como lo hacía antes. Juan, me decía. Mami yo nunca te hare sufrir como Andrés. Es el colmo que se porte así contigo. Y desde hace unos años lloro más por él, que ni lo que he llorado por la etapa fea de Andrés. En mi testimonio con Juan. Creo aplica el primer concepto o significado que compartí al principio... “En la gran mayoría de los casos, una persona con personalidad manipuladora actúa así debido a que experimenta ansiedad o miedo demasiados arraigados, generalmente por carencias, excesos o porque no hubo límites.” ¿Sabrá él que está teniendo una conducta manipuladora? Quizás NO. Quizás no sea su intensión. Tema de estudio a continuación. ¿Cuáles son las consecuencias de cuando ser un manipulador? ¿Se puede dejar de ser un manipulador? Veremos la semana entrante qué Dios me pone en mi estudio para compartir. Por lo pronto te pido que tengas a mi hijo en tus oraciones Con todo esto, antes de señalar a una persona, busquemos la forma de entender el porqué de los comportamientos del ser humano. Ello se logra a través de la lectura. Aprender siempre será útil, siempre será ganancia para nuestra vida y los que nos rodean. Te mando un abrazo. Adry Victoria.
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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