¡Es una de las experiencias más hermosas y alucinantes de la vida! ¡Enamorarse de alguien y ser correspondida es algo sencillamente MARAVILLOSO! Más aun si ambos sienten lo mismo y se corresponden igual, si ambos van con los mismos ideales y sueños, la misma curiosidad y fascinación que la otra persona. Tener el mismo ritmo, las mismas ganas, la misma ilusión... ¿Sabes? Es difícil que esto ocurra al pie de la letra o en la forma que desearíamos, por más que queramos que así ocurra. Ahora a mis 52 años logré reconocer varios aspectos. Al sentarme y meditar en mi vida, en lo que a pasado, con mucho dolor en mi alma y un vacío tremendo en mi ser, dije: -Adry: ¿Por qué estás repitiendo patrones? ¿Porqué das con el mismo estilo de actitudes? ¿Dónde estás equivocándote? Y empecé a leer sobre el amor. Al ir leyendo me di cuenta que uno de los principales problemas es IDEALIZAR el amor sin haber resuelto problemas e inseguridades del pasado. La VERDAD es que casi todos llegamos a ese momento de amor con miedos, resistencias, y con nuestra historia a las espaldas. Pasados sin sanar, sin resolver, con la ilusión de que esta relación será diferente. Pensando que ya no nos afectaran las inseguridades que nos han dejado marcadas, y con más carencia de amor que antes. Lo más complicado es que cuando sentimos que hemos encontrado finalmente el amor de nuestros sueños, este dure. ¿POR QUÉ? Porque mientras no aprendamos a amar, especialmente a nosotros mismos estaremos pasando por un ciclo de ilusión-decepción-ilusión, del que es muy difícil salir si no solucionamos nuestros problemas y debilidades emocionales. Creyendo erróneamente que el tiempo será el que cure, que el destino nos dará lo que deseamos colocando las cosas en manos de la "suerte”. ¡Qué grave error! Ahora entiendo, cuando leo en la palabra de Dios el versículo que dice: el que no sabe amar a Dios, no sabe amarse así mismo, y si no sabe amarse así mismo mucho menos sabrá amar al prójimo. Muchos tomamos esta palabra a la ligera y se nos hace fácil decirle a todo el mundo: ¡Te quiero mucho! Como si estuviéramos diciendo "buenos días", "buenas noches". Sin meditar en el poder, la importancia y la responsabilidad que tiene expresar esta frase. Entonces me lleva a entender cuando Dios dice: “Por sus frutos les conoceré” Por otro lado cuanto más idealizamos el amor, cuanto más le pedimos al amor, más nos decepcionaremos Todo comienzo es hermoso y alucinante y la fiesta de ese sentimiento mágico se acaba cuando cada uno se va dando cuenta que tiene una concepción diferente sobre el amor y la pareja, cuando colocamos a la otra persona en una posición inferior a la que querría ocupar en la jerarquía afectiva, cuando las intensidades y los ritmos son dispares, cuando uno le impone al otro su modelo amoroso idealizado o cuando damos espacio a que nuestros pensamientos vuelen mirando jardines ajenos, pensando que esa será la solución y que de repente ese si piense y sienta como yo quiero, o me dé lo que yo quiero, o se vea mejor y me haga sentir lo que estamos “BUSCANDO”... Y allí empezamos a construimos muros defensivos. Empezamos a mirar más los defectos y los errores, que las virtudes que un día habíamos visto. Buscamos más problemas que soluciones. Pues desgraciadamente hoy en día nos es mas fácil CAMBIAR de parejas que luchar por lo que ya se tiene, convirtiendo este mundo y nuestras vidas en vidas libertinas sin responsabilidad espiritual y moral. El AMOR un deseo muy íntimo y a veces nos cuesta reconocernos a nosotras mismas cuán profundamente arraigado está en nuestros corazones. Sabemos que el amor de pareja no es inmutable, ni puro, ni absoluto. Está vivo y cambia, evoluciona, se transforma. Somos conscientes de que el amor hay que trabajarlo, hay que alimentarlo, construirlo, y para mantener una pareja se necesitan toneladas de generosidad, ternura, empatía y solidaridad. La necesidad de ser amadas de una manera absoluta surge en el mismo momento en el que salimos del vientre de nuestra madre, y nos pasamos la vida queriendo volver a entrar en ese espacio en el que estamos seguras, calientitas, acompañadas. Nos aterra quedarnos solas porque, cuando nos dejan en una habitación, no sabemos si van a ser solo dos minutos o si nos van a abandonar para siempre. Especialmente si venimos de padres que se han separado estando nosotros muy jóvenes y esos padres se dedicaron a vivir sus vidas, tratando individualmente de salir adelante olvidándose de la importancia de mostrar amor a sus hijos, de crearles vínculos de seguridad y autoestima fuertes. Tal vez creyeron o creímos que el trabajar duro para darles techo, comida y todo lo que quizás nosotras no tuvimos, era suficiente, remplazando cariño y tiempo de calidad por cosas materiales. Y fue allí donde empezaron nuestros problemas emocionales de inseguridad, celos, sentimientos de abandono volviéndonos posesivas para “SEGÚN” no correr el riesgo de volver a perder... De volver a quedar sol@s. Este mes estaré compartiendo sobre este tema, sobre lo que estoy aprendiendo y sanando, porque de eso se trata. Se trata de que “SANEMOS JUNTAS” y logremos vivir los días que nos queden de una manera como Dios desea que lo hagamos. Como fue su plan. Como aún lo es. Amar no es cuento de Hadas. Amar es cuestión de aprender, de madurar, de luchar, de entender sus diferentes etapas, de trabajo mutuo, pero primero individual… - Por Adry Victoria-
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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