La carencia de afecto es el mayor de los sufrimientos que experimenta el ser humano, junto con las pérdidas de seres queridos. El miedo al abandono, al rechazo y a la soledad es un miedo universal.
El mensaje que nos lanzan las historias de Blancanieves y la Cenicienta es que el amor nos libera de las tareas domésticas, de los abusos de madrastras malvadas y que todo es color de rosa con finales super felices. Es curioso cómo en los cuentos, los cambios siempre son mágicos, nunca tienen que ver con el esfuerzo personal. El amor convierte a los malos en buenos. La mala concepción del amor nos hace mucho daño, porque nos hace creer que no importa que ese hombre no te trate bien o no te valore, si eres paciente y bondadosa, si te muestras sumisa al final él se dará cuenta de lo mucho que vales. La recompensa por amar con tanta devoción es que seremos correspondidas en algún momento. ¡Una Gran Mentira! Pero el amor nos atrapa, haciéndonos creer que el sacrificio merece la pena y que la otra persona no podrá resistirse a la idea de ser amada con tanta abnegación y entrega. Millones de mujeres nos enamoramos de donjuanes creyendo que el amor los transformará en hombres fieles y honestos. Otras tantas le creen a los hombres casados, aunque pasen años prometiendo que el próximo mes se divorciarán de sus esposas. Otras aguantan la violencia de su pareja creyendo que en algún momento algo ocurrirá y él cambiará. Nos auto engañamos para poder vivir cada día con una leve esperanza que un día será mejor y, la realidad es que sólo nos estamos haciendo daño, llenando cada vez nuestra alma de rencores que en algún momento tendremos que sanar, a no ser que te acostumbres tanto a vivir en ese ambiente dañino que te convierta en el ser más frustrado y amargado, y no por culpa de nuestras parejas, sino por culpa de NO AMARNOS A NOSOTRAS MISMAS. También caí en cuenta, profundizando más en las acciones que tuve durante 5 años, que uno de los errores que cometí fue el sentirme una salvadora. Aunque NUNCA lo hice con una mala intensión ni con el fin de ser salvadora. Creí que lo que había hecho, sería una de las virtudes que él miraría en mí, que valoraría mucho el empujón cito que le había dado, haciéndole ver el valor tan grande que tenía como profesional. Trabajé porque él mirara el gran potencial que tenía como independiente que siendo un empleado, donde casi siempre se es explotado. Yo le hablaba por la experiencia que tenía como independiente y creía 100 % que el podía lograrlo. Le di ideas de cómo empezar, cómo cotizar su trabajo, en fin... Erróneamente sentí que era un punto que vería con mucho valor. Y que de una u otra manera lo mantendría enamorado. Que de esa manera lo había a lo mejor conquistado, y me había ganado su amor en totalidad. Y sin mala intención había adoptando el rol de salvadora, de ser una de esas mujeres que te solucionan todos los problemas, esposas- madres que lo dan todo por sus hijos y por sus esposos. Y así hay tantas mujeres que creen que podrán curar al alcohólico, al corrupto, al mentiroso, al problemático… Salvar a otra persona no es un acto puramente altruista, lo hacemos para obtener a cambio su agradecimiento infinito y eterno, su lealtad y su amor. Creemos que seremos imprescindibles. ¡Gran Error! ¿Sabes? El milagro del amor es un mito muy potente, parecido al milagro de la lotería, que te convierte en millonaria sin tener que trabajar, o al milagro de la dieta que nos va a hacer adelgazar 40 kilos sin pasar hambre. Son mitos que nos inmovilizan porque nos hacen creer que el cambio va a llegar desde fuera y que nosotras no tenemos que esforzarnos. El amor, sin embargo, no puede transformar la realidad como por arte de magia, nuestra vida no cambia el día en el que conseguimos pareja. Los cambios ocurren cuando somos capaces de analizar a fondo nuestra vida y tomamos decisiones sin miedo oh a pesar del miedo decidimos llenarnos de fortaleza y nos lanzamos al cambio. En mi caso era casi paralizante pensar en tomar un avión para alejarme de todo por lo que había luchado 21 años, como mis hijos, como un país que me había dado tantas oportunidades, me había dado una profesión y “había encontrado el amor de mi vida” el que me decía "mi niña, mi mo". Cuando ponemos manos a la obra DECIDIENDO cambiar lo que no nos gusta de nosotras mismas o de nuestras relaciones, cuando dejamos de ponernos obstáculos, cuando confiamos en nuestra capacidad para incidir positivamente en nuestro entorno. El amor se convierte en un motor tan potente, que tiene el poder de llevarte a la depresión o sacarte de ella. El punto esta en que debemos aprender a AMAR y a luchar sanamente y responsablemente por el amor. Empezando por el AMOR PROPIO. Entonces cayendo en cuenta al ir escribiendo, leyendo y pensando en lo que ha sido mi vida en el amor, empecé a analizar el cómo amarme a mí misma más que a una segunda persona. ¿}Por qué? Por que vi que el soportar tanta indiferencia aferrándome a la promesa que un día habíamos expresado de morir juntos, que nunca nos dejaríamos solos, que siempre le echaríamos ganas a la relación por terrible que esta estuviera, algo que sonaba y yo lo sentía como hermoso. "Juntos siempre a pesar de"… pero que cuando estaba mal emocionalmente o pasando bajo prueba o tentación, frustración o el endulzamiento de alguna voz o mensaje bonito de algún jardín de al frente, me sacaba mis peros, mis errores mis defectos y volvía a caer de ese árbol grande y bello como una fruta madura que cae y se estrella contra el piso. Volviendo a hacerme sentir como la mujer más fea y vieja, como la más defectuosa. Caí en cuenta que carecía de amor propio. Porque si me hubiera amado lo suficiente, no importa cuánto él hubiera fallado, no importa cuánto él me hubiera dicho, YO hubiera seguido luchando pero de una forma diferente. Como una Persona SEGURA de sí misma. Sin permitir que mi autoestima se viera afectada porque finalmente yo hubiera sabido el valor que tengo. Cuando demostramos esa seguridad ese amor propio y autoconfianza las cosas son diferentes. Por terrible que suene a los hombres no les gusta las mujeres débiles. Aunque aplican excepciones. Y aunque no está dentro del plan de Dios una separación, también tengo claro que no está de acuerdo con el sufrimiento, la infidelidad y otra clase circunstancias. Bueno, sigo profundizando más en el tema y me llama la atención que definitivamente la forma de relacionarnos con el amor y con las demás personas está muy determinada por la forma en la que hemos sido amadas durante nuestra infancia y adolescencia, porque son las etapas en las que construimos y consolidamos nuestra identidad, la autoestima y la confianza en nosotras mismas. Esto me lleva a entender que siempre he vivido en una carencia de afecto grande y ha sido una de las razones por las que me apego tanto a las personas, incluso amistades y es por la que he sufrido tanto. Si no nos han querido bien es muy difícil querernos bien a nosotras. La falta de amor nos determina y nos influye a la hora de construir relaciones sólidas. Hoy agradezco de corazón a mi psicólogo Marcio Palencia el cual me ha hecho ver que a pesar de caídas, traumas y duras circunstancias he tratado de amar de una forma sincera y de luchar por el amor. Que a pesar que tuve carencia de amor, no fui una persona seca y dura. Al contrario siempre he querido ser diferente, sonriente. Una persona con deseos enormes de dar del amor que no recibí ni me cultivaron en la niñez y menos en la adolescencia ya que me casé a mis 16 años, pero que necesitaba urgentemente darme más amor a mí misma, que era hora de consentirme de valorarme y que el dolor que estaba viviendo con respecto a mi esposo lo dejara en manos de DIOS porque Él se encargaría de colocar las cosas en su lugar. Ahora mi prioridad debe ser amarme y es por eso que hoy doy gracias a Dios. Por haberme dado la fortaleza y el abrazo que necesitaba para poder sentarme a reflexionar en este tema que comparto contigo en este SANEMOS JUNTAS. Si hoy me está ayudando a mí, quizás pueda ayudar a otro guerrero valiente y sobreviviente. Dios no se equivoca, necesitaba de este dolor y este tiempo lejos y a solas, para aprender a sanar, para poder mirar dentro de mí, para poder escribir, dejarme guiar por Él, para ser una mejor versión de lo que he sido y finalmente para poder llegar a ti a través de este tema. Te mando un fuerte abrazo y de corazón deseo que Dios te haya hablado y que al igual que yo, Tú quieras salir adelante y desees amarte más y más. Nos vemos pronto, en el siguiente capítulo hermos@s ami@s lectores. Att. Tu amiga Adry Victoria que seguirá adelante en la tarea de Sanar Juntas
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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