Reflexionemos Nuevamente sobre la “obediencia”. Tanto el diccionario como nuestros padres nos han enseñado que, OBEDECER significa “Cumplir la voluntad de quien manda”. También está relacionado con el acto de respetar, acatar y saber escuchar. Tenía varios días que no lograba sentarme a escribir por diversas situaciones, pero a mí llegaba la palabra OBEDIENCIA; en esos momentos no tenía claro el por qué. Al pensar en ello, mi mente me dirigía a diferentes aspectos, pero no al que TENÍA que ser en sí. Hoy cuando finalmente logré sacar el tiempo, me senté al frente de mi computador pensando en lo que escribiría, y como todo lo de Dios es perfecto, volvió a mi mente la palabra OBEDIENCIA. Con esto en mente, empecé a buscar una prédica, y salió el Pastor Conley Bayless diciendo: -“¿Necesitamos un Pastor, Líder, Guía espiritual? ¡Sí! Pero lo que más necesitamos es LEER Y OBEDECER.” - Me sonreí y dije: Aquí esta nuevamente Dios buscando cómo enfocar a Adry, y cómo guiarla en lo que debe escribir. En ese momento recordé que días antes, mi peluquera Lizbeth, al llamarme a confirmar nuestra cita, me preguntó casualmente: -“Amiga, ¿cómo vas con tu tiempo de meditación con el Señor?”- A lo que respondí después de una leve pausa: - “Ahí Liz, allí la llevo. La verdad he tenido días algo pesados.”- Después de recordar mi corta charla con ella y de lo que había acabado de oír con Bayless, sabía con certeza que, escribir sobre la obediencia era lo que necesitaba. De allí me dirijo a buscar “Por qué debemos obedecer”, inmediatamente me salió algo que llamo mi atención… “Se puede obedecer por Miedo a un Castigo o por Amor”. la obediencia es parte esencial en la vida de cada persona. Empezamos obedeciendo a nuestros padres siendo muy pequeños, sin saber aun lo que quería decir respeto, autoridad, castigos o premios por buena conducta. Obedecíamos porque había que obedecer. Escuchábamos una orden y la orden se cumplía. A lo mejor por instinto, o a lo mejor por el miedo que sentía nuestro pequeño corazón, no sé. Lo que si recuerdo, es que la mirada de mi mamá, me hacía obedecer. Creo, muchos de nosotros a pesar de lo pequeños que éramos en esos momentos ya entendimos que al no obedecer habría consecuencias. ¿Qué es obedecer por miedo, conveniencia, u obedecer por amor? *Durante el régimen de Hitler muchos se enrolaban en el ejército por temor a ser asesinados en caso de rehusarse, o sea por “MIEDO”. Muchos han sido educados en un régimen casi que “hitleriano”, llevándolos a ser obedientes por miedo, mas no por amor. Muchos han huido de sus casas a temprana edad por tan hostil ambiente. Presión, violencia y des amor. *En la Edad Media muchos príncipes y caballeros se unieron al ejército, por las recompensas que ofrecían los reyes y emperadores. A ellos los motivaba el gran premio que ganarían en caso de ganar la batalla. Aquí hablamos de obedecer por un premio “PREMIO” o por “CONVENIENCIA” *Leí que en los años 1926 al 1929 hubo una guerra en México a la que se le llamo “La guerra cristera”. El suelo mexicano se vistió de sangre por tres largos años, enfrentándose creyentes y militares del gobierno de Plutarco Elías Calles. Elías Calles había impuesto leyes que limitaban la libertad de culto. Por esta razón, muchos se incorporaban a los regimientos para luchar por AMOR A SU FE. Sé por experiencia propia, que es difícil ser tan obediente como lo fue Nuestro Señor Jesucristo. Él fue obediente hasta la muerte, y la de Él fue peor, ya que fue muerte en una cruz. También sé, que Él conoce nuestro corazón, sabe cuánto nos esforzamos por lograr cambios, vencer adicciones, y amarle como Él quiere. Muchos de nosotros somos disciplinados en el estudio de La Palabra de Dios diaria, en escuchar una prédica, en escuchar alabanzas en nuestro trayecto al trabajo, a la tienda, al recoger a los hijos del colegio; incluso en leer algunos pasajes de la biblia diariamente y lo hacemos con amor. No llegamos a pensar que a veces nos volvemos medio metódicos en nuestra agenda diaria. La pregunta del millón sería: ¿Lo haces por costumbre? ¿Lo haces como un robot quien se levanta y mientras pone el agua para su café, coloca la predica de la mañana o el devocional, pero escucha mas no oye? Cuando te sientas a leer, ¿lees por leer o lees queriendo escuchar la voz de Dios? Al ir a la iglesia y compartir con otras personas, te sientes el más santo y reformado ser, ¿y realmente lo eres? Y caí en cuenta, que he pasado por todas las anteriores. No sé tú, pero yo reflexioné sobre esto y me dije: -“He sentido MIEDO en algunas ocasiones en defraudar a Dios. Un miedo como si el fuera un Hitler que en el momento de llamarme a cuentas por mis múltiples errores, me fuera ejecutar sin compasión, ya que me dio muchas oportunidades para arrepentirme y cambiar totalmente”.- Otras veces ese miedo ha sido trasmitido por alguien que te dice: -“Qué tal que no tengas esos cinco segundo que Dios da a cada persona para que se arrepientan.” ¡Es mejor estar BIEN con Dios en todo momento! Sabemos que es lo que más deseamos, pero también sabemos que cuesta no fallar con una mirada, una respuesta, o una queja, por mencionar algunas. Y a pesar de que hemos leído que Dios es lleno de misericordia, el miedo en ocasiones llega a ti, porque también sabemos que es un Dios de disciplina. Por conveniencia: me ha pasado que cuando un mes va muy bajo en mi trabajo, lo primero que llega a mi es: ¿Será que estos días NO he buscado a Dios como debiera y es la razón por la que mi mes va terrible? Como si Él se pareciera a uno, que solía decirles a los hijos: “Si comes toda tu comida, te doy un premio” Costumbre: cuando nos convertimos en robots que escuchan, leen más NO oyen ni sienten. para mí es igual a ser un robot. Escucho la prédica y alguien me pregunta sobre algo de ella, y mi mente queda en “MMMM”. Tal vez escuché y seguramente en el instante exclamé un “WOW, es verdad”, Pero no oí como aquel que tiene su mirada, su ser y cinco sentidos puestos en ese momento importante. Ese momento donde eres tocado y siempre hay algo para ti. Igual pasa con la lectura. Si verdaderamente no estás dentro de ella, seguramente te tocará leer un párrafo tres veces. Y me ha pasado que me ha tocado dejar el libro a un lado. Dios me habló diciendo: No te me desenfoques, regresa, aterriza y haz las cosas con el amor que sueles hacerlo. No por compromiso o costumbre, y mucho menos por miedo. Vuelve hacerlo con la pasión que solías hacerlo. Habla conmigo como antes, como cuando te sientas a hablar con tu mejor amigo o confidente. Como cuando subías al carro y me decías: - “Ok Papito Dios, aquí voy y NECESITO que seas mi compañero. No quiero sentirme sola y quiero dar lo mejor de mí en este día. Por lo tanto, acompáñame porque sin TI NO LO LOGRARÍA.”- Recuerda con la pasión y Amor que me hablabas. Así mismo cuando escuchas una prédica, un devocional o tu lectura. Hazlo con un corazón más que dispuesto a escucharme a través de ello. Entonces supe que mi problema estos días pasados fue que no leí ni obedecí como normalmente lo hacía. Sentí que Dios me dijo: -“Enamórate más de mí y no me vuelvas rutina. Es normal que tengas los afanes del día, pero recuerda que conmigo de tu lado, esos afanes son más ligeros, y las victorias más frecuentes. No soy Hitler y así me toque ser fuerte en ocasiones, porque también lo soy, Soy un Padre lleno de Amor. No me des, pensando que es la única forma en que te daré. Porque grande es mi misericordia. Pero sé obediente y te multiplicaré.”- Vivir la vida cristiana no consiste en cumplir reglas. La Biblia nos dice que, sin Cristo, incluso nuestras mejores y más justas obras son como "trapos de inmundicia". (Isaías 64:6) Hoy debemos obedecer la "ley de Cristo", la cual es una ley de amor. Jesús declaró el mayor mandamiento de todos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” -Mateo 22:36-40.- A veces decimos, YO AMO A DIOS, y seguramente SÍ. Sólo debemos tener cuidado que ese amor no se vuelva como el que muchas veces permitimos que pase en las parejas. Un amor… ¡Bendiciones Queridos Lectores! -Adry Victoria-
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