En ocasiones llegan nubes grises sin quererlas, sin llamarlas, sin desearlas. Incluso, sin haber propiciado algo para que te visitara. llegan sin invitación y te abruman. Algunas por un momento, otras son tan grandes que se alojan por una temporada martillando tu cabeza. ¡Lamentablemente, es parte de la vida! Por duro o aburridor que nos parezca, esas nubes deben servirnos para abrir los ojos, visualizando claramente cuál o cuáles son las áreas que debemos fortalecer. Aquellas que por algún motivo hemos permitido, sigan frágiles. Quizás sean de auto respeto como es en parte mi caso. Sea lo que sea, Dios igualmente es parte de la vida diaria. Claro, si así lo permitimos. Cuando llegan las nubes grises, nuestro Dios está al ladito nuestro listo para celebrar, listo para abrazar, listo para apoyarnos, fortalecernos y aconsejarnos. Sólo debemos tener cuidado de no cerrar las puertas del corazón a causa del dolor intenso que deja esa nube gris. Algunas veces permitimos que las situaciones crueles nos bloqueen y, sin darnos cuenta, nos alejamos del Señor, tanto en la lectura como en la oración. ¡Grabe error! Pero sucede, especialmente si llega a ti algún sentimiento de culpa. ¡Llora! Es normal. Pero levántate más fuerte. ¿Quién dijo que deberíamos ser PERFECTOS? Sigamos orando unos por otros, te mando un fuerte abrazo -Adry Victoria.
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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