El sexo es a menudo un tema tabú, rodeado de silencio y negación. Nunca fuimos educados para hablar sobre este punto abiertamente con nuestros hijos y mucho menos con nuestras parejas. De allí que muchos matrimonios llevan vidas frustradas, amargadas y llenas de rutina. Unos cuantos caen en el adulterio, buscando por fuera lo que no encuentran en sus casas, algunos por pena a ser juzgados por sus parejas, otros porque creen que sus esposas deben comportarse como robots o ser “conservadoras” porque sería inmoral si se portan diferente o hablaran de ello, si expresan algo o si su movimiento es fuera de lo tradicional. Otros cuantos, porque tienen problemas de impotencia y en vez de buscar ayuda, prefieren hacer otro tipo de cosas o incluso negarse a aceptar su situación, creyendo engañosamente, que el problema es de su pareja, ya sea porque no les atrae físicamente, llevándolo a buscar afuera del hogar, a esa mujer que sí le haga "sentir algo”, desechando entonces el pacto hecho con Dios, cambiándolo por placer, a un corazón bueno, noble y seguramente más fiel de lo que nadie a sido con él. Eso no solo se ve en hombres. También hay muchas mujeres que hacen sentir mal a los hombres, o que se niegan a conocer la relación íntima y el placer tan grande que hay cuando esos dos cuerpos se unen, se besan, se consienten y se aman sin peros ni tapujos. Hay hombres que sí hablan de ello con sus esposas, pero ellas con sus ideas o educación recibida, sienten que no deben salir de la caja en la que fueron educadas. Te contare dos historias... Por dos semanas he estado tratando con un Handyman, que llegó a mi casa para trabajar en unos arreglos que debía hacer, cambiar una ducha que no funcionaba, instalar unos ventiladores y cotizar otros detalles. Un hombre guapo de unos 48 años. Alto y más o menos con buen cuerpo. ¿Y por qué te cuento esto? Bueno mira la historia de él... En medio de los trabajos compartimos un poco sobre lo que hacíamos o a lo que nos dedicamos. Y claro, le compartí de lo importante de asegurarse y sobre mi pagina web. Cuando le hablé sobre ella, me dijo Sra Adry envíeme el link. Creo que debo compartirlo con mi esposa. Por lo que le pregunté. ¿No estas bien? A lo que contestó: -Mmm... La quiero, ella es la madre de mi hijo. Nos conocemos desde la High School, tendríamos unos 17 o 18 años. Nos gustamos y empezamos a salir. Quedó embarazada y pues nos tocó decidir casarnos. Llevo toda una vida con ella. No digo que me arrepienta, pero ella es muy conservadora. Las cosas cambian y las relaciones para que funcionen deben tener ese fuego de la pasión encendida. ¿No cree? ¿A caso el que está mal soy yo?- Fue su pregunta. Luego siguió diciendo: -He tratado de hablarle, de decirle que somos esposos pero también amantes y amigos, y me dice que ¿de dónde saqué eso? Que ¿dónde he aprendido esas cosas, que si ya le fui infiel y esa otra persona me esta metiendo ideas? ¿Cómo ve? No puedo ni tener confianza en hablar con ella y expresarle lo que pienso y deseo. Es feo sentir que debo vivir así lo que me quede de vida. Porque si hablo, soy juzgado inmediatamente. Es una hermosa mujer y tiene cosas maravillosas. Pero este punto es también muy importante.- Yo le respondí: - No esta mal lo que estás sintiendo o lo que estas queriendo hacer con ella. José yo hubiera dado todo Lo que fuera, porque mi esposo hubiera tratado aunque fuera un poco de lo que tú estás tratando de hacer con tu esposa. Ser abierto, honesto y buscar en ella lo que deseas vivir y sentir. ¿Sabes por qué cree esa pagina? Para expresarle al mundo que las cosas pueden ser tan distintas si aprendiéramos más sobre el hablar y saber escuchar. Sobre lo importante de la comunicación, la honestidad, el amor, el perdón, sobre crecer, sobre el luchar por nuestros cambios, nuestros sueños, nuestras relaciones. No te desanimes. ¿Sabes? Eres afortunado. Muchos de mis lectores a lo mejor quisieran tenerme cerca para que les diera una mano. Pero para ellos no es posible, ya que muchos que siguen la pagina son de otras ciudades y países. Pero Tú…. Mi querido José, me tienes cerca. Se me ocurre que puedes darme una cita de trabajo, así como yo te la di a ti. De esa manera tendré la oportunidad de conocerla. Déjame acercarme a ella. Le hablaré de la pagina y tal vez pueda compartirle un par de testimonios propios. Creo que puede ser una manera de abrir su corazón y salvar un matrimonio. No te vallas a dar por vencido.- Los dos sonreímos. Y dijo: -Delo por hecho Adriana. ¡Gracias! La segunda historia es propia. Santo Dios. Cómo me cuesta escribir sobre esto. Aunque en sí ya compartí un pedazo de ella. En mis 53 años he tenido 3 relaciones. El papá de mis hijos a muy temprana edad, con el que nunca hable de sexo o intimidades y mucho menos de lo que me gustaba. Pues a esa edad, no sabes aun que es lo que te ”gusta”. Estás en una etapa de exploración si así se le puede llamar. Allí se podría decir que fui la tradicional y conservadora niña - mujer. La cual dio a luz a 3 bellos barones sin saber qué era sentir. En mi mente pasaban cosas como: por qué en películas o novelas veo que las mujeres hacen un sonido de gusto. ¿Será que así se debe comportar uno? ¿Eso les gusta a los hombres? Entonces empecé a fingir que sentía “gusto”. Sabes, él era muy guapo. Lo seguían muchas mujeres y el decir de él era que estaba conmigo porque me quería, pero no porque fuera bonita, ya que había tenido mejores que yo. Algo que me quedó marcado por siempre. Por lo tanto sentía que la competencia y el reto para conservar a ese hombre que se había fijado en mí era muy grande y debía comportarme a lo mejor de una manera que a él le gustara, y que sería lo que me haría única en su vida. Y bueno, no fue así. Él no me dejo. Fui yo la que partí un día después de 16 años. Después conocí a Miguel. Un hombre trabajador, muy trabajador. Con una personalidad increíble, con un don de escuchar más grande que el mío. Algo tímido irónicamente, pero con un porte de seguridad y presencia que me encantó. Un hombre muy inteligente y con quien aprendí muchas cosas. A él le debo mi carrera y otras cosas. Entre ellas a saber sentir. Me enamoró... Fueron 10 años de relación. Allí por el exceso de trabajo y demasiado cansancio de mi parte, cometí varios errores. Uno de ellos era negarme muchas veces cuando él me buscaba íntimamente, porque era tarde, porque estaba cansada, porque tenía que madrugar, etc. Otro error sumamente grande fue el venderlo sin darme cuenta. ¿Cómo? Bueno, a una des mis compañeras de trabajo, la que convertí en mi "amiga” le comentaba en ocasiones cómo había estado ciega durante tantos años con respecto a la intimidad. Le compartía que con el “Miguel” había aprendido a amar, a sentir y darme cuenta que no era cuestión de novelas o quejidos por complacer a un hombre. Estas conversaciones se suscitaban por comentarios que ella compartía conmigo con respecto a su matrimonio. Otra joven mujer casada a temprana edad. Hermosa, alta, delgada, de ojos claros y cabello largo. La verdad muy bonita. Trabajábamos juntas gran parte del tiempo, ya que dirigíamos un grupo de agentes y ambas éramos líderes de dichos grupos. Ella me comentaba sobre sus alegrías y también tristezas. Y ahí esta la Adry de siempre. Escuchando y tratando de solucionarle la vida o los sentimientos a otras personas. Le daba ideas. Luz, debes hacer esto o aquello. Mira intenta vestirte de tal manera. Sal de la rutina. No tengas miedo y le compartía sobre mi experiencia. Sin darme cuenta y sin la intención de hacerlo, le vendí a un gran amante: Mi pareja, con la que soñaba y le pedía a Dios lograra casarme un día. Bueno pasaron cosas tanto de parte de él como mías, que llevaron a que tomáramos una distancia. Distancia que un día me arrepentí hasta lo más profundo, ya que él nunca quiso alejarse de mi lado. Un día si Dios me lo permite, escribiré la historia completa. Hoy quiero compartirte, que nunca una sola persona es la culpable. Siempre, siempre hay errores cometidos en ambos bandos. Solo que casi nunca se acepta esto. Casi nunca miramos hacia dentro de nosotros mismos para reconocer nuestras faltas, para ceder, para corregir, para trabajar en lo que puede ser un conflicto que llevara a grandes equivocaciones o a la ruina de dos vidas. Somos tan arrogantes y egoístas. Con el ego tan alto, que no nos permite ceder. Mas bien nos paramos en la raya de expresar que es el otro el que está mal, el que está fallando y equivocándose. Y que nosotros somos las pobres víctimas lastimadas. Que fácil fue en ese entonces para mí, ver cómo Miguel se dejó seducir por una bella rubia. Y cuánto me tomó reconocer que yo tuve mucha culpa de lo sucedido. Y no lo excuso. Pues también pudo haber sido fuerte y no caer. Pero cuando no se tiene en ese momento el temor de Dios como debe ser, y a parte se le rechaza tanto, ¡es difícil no Ceder! Hay un dicho que dice: “Al que quiere mas, que le piquen caña! Espero que lo entiendas. Aunque ahora que lo escribo y leo, déjame decirte que no solo se trata de caer porque Dios no esté bien presente en nuestras vidas. Pues aun siendo cristianos podemos caer en todo lo anterior mencionado. Sé por qué te lo digo. Efrén, mi último esposo, siendo muy creyente y temeroso de Dios, cayó y no quiso luchar por solucionarlo. Mejor le fue renunciar. Esto me llevó a querer escribir sobre el tema. La cosa es que me tomó toda una semana lograr sentarme a hacerlo. Pues cada vez que quería empezar, no podía parar de llorar, ya que preciso este punto ha traído mucho dolor a mi vida, por mis dos ultimas relaciones. En la tercera y la que será última. Solo Dios sabe cuanto traté de ayudarle, de entenderle, de luchar. Pero para luchar se necesitan dos. El sexo no fue creado por Satanás, Playboy, el Internet, o un pervertido que asecha en las sombras de una tienda porno. El sexo es bueno. Dios lo creó, Dios lo llamó "bueno", y existió antes de que hubiera cualquier pecado en el mundo. La unión sexual se concibe como una expresión de un compromiso de por vida, un símbolo de la unión espiritual que existe sólo dentro del compromiso incondicional del matrimonio. “Regocíjate con la mujer de tu juventud, amante cierva y graciosa gacela; que sus senos te satisfagan en todo tiempo, su amor te embriague para siempre”, Proverbios 5:18-19. La intimidad sexual entre el hombre y su mujer nunca es causa de vergüenza. Debe ser honrada, apreciada, y disfrutada como el buen regalo que es. El que se casa, no regala algo, un objeto de más o menos valor, se da a sí mismo, y no recibe un precio por esa entrega, porque el amor no se vende. Recibe un don. El don de la otra vida. Los cuerpos, en el matrimonio, son dados el uno al otro, no como objeto, como algo de lo que disponer, sino como sujeto, con quienes pueden hablar, compartir, aprender y disfrutar. Mi hijo David, me dijo un día algo que ya he compartido con ustedes en otros escritos. Pero para los nuevos volveré a expresarlo: -Mamá ¿Cómo haces para perdonar? Nunca dejaras de sorprenderme. Tienes un corazón inmenso- Sabes, ese corazón me lo ha dado Dios y he aprendido a perdonar. Porque he aprendido a reconocer mis faltas. Errores que me han costado hasta el hígado. Me han costado ausencia de paz, me han robado felicidad y estabilidad. Pero al mismo tiempo me han hecho la mujer que soy hoy. Aquella que aun llora, porque aún está sanando, y que quiere compartir contigo cosas o temas que para muchos son intocables. Porque quizás Tú estés a tiempo de corregir tu vida, tus acciones, tus decisiones. Tal vez, salvar tu matrimonio, tal ves dejar de ser tan cuadriculad@... No sé... Lo que sí sé, es que NO debemos cerrarnos a escuchar, al diálogo, a aprender y a valorar lo que tenemos en casa. ¿Sabías que muchos historiadores piensan que lo más sorprendente que la Biblia dice sobre la intimidad sexual se encuentra en 1 Corintios 7:3-4? Te invito a leerlo. Te dejo con... “Si ya tienes esposa, ya tienes lo mejor: ¡Dios te ha demostrado su amor!” Proverbios 18:22 TLA, - Adry Victoria-
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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