El Señor no está en la tarea de señalarnos sino en el trabajo de transformarnos.
En su momento Él juzgará nuestras faltas, nos llamará a cuentas por cada cosa que hayamos hecho que no estaba de acuerdo a su voluntad, tal vez porque nunca pensamos que estuvieran mal, pero que en el fondo de nuestro corazón sabíamos que no eran del todo correctas, como el hablar de otros o juzgar las acciones de los demás, o ser vengativos cuando vemos que alguien no está a nuestro favor. ¿Saben? Cuando estamos en la misión de compartir de Dios, de alcanzar a otros para el Señor, nuestro enfoque es hablar de las maravillas que Dios ha hecho en nosotros, en todo lo que nos ha transformado desde que entregamos nuestra vida a Él. Yo soy nueva en el evangelio y les comparto lo que he visto desde mi experiencia y es que lamentablemente empezamos bien, compartiendo de las cosas hermosas que nos pasaron en ese primer amor, en esa entrega que fue tan pura, tan de corazón y honesta. Pero luego de un tiempo muchos se vuelven a algunas actividades del viejo ser y ahora compartimos de Dios, de sus promesas, de las cosas bellas que ha hecho en nuestra vida, pero empezamos a cambiar nuestro enfoque de cambio y rectitud de una vida bajo el agrado de Dios, y hablamos más de los errores y defectos de nuestro prójimo después de haberlos conocido. Señalando y condenando acciones y actitudes como si fuéramos Dios. ¿En qué momento tomamos Su lugar? o ¿en qué momento Él nos cedió Su trabajo? ¿Acaso de verdad se nos olvida lo que está escrito en su Palabra? “Dios es el único juez. Él nos dio la ley, y es el único que puede decir si somos inocentes o culpables. Por eso no tenemos derecho de criticar a los demás.” Santiago 4:12 TLA “Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios. Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezos ni obstáculos al hermano.” Romanos 14:12-13 NVI ¿Por qué mejor no nos arrodillamos cada mañana o incluimos en nuestras oraciones diarias aquellas cosas que creemos, están mal en nuestro hermano, amigo o compañero? ¿No es lo que debemos hacer como cristianos? Decimos que la iglesia es un hospital de personas enfermas con mucho deseo de sanar y ser libres, de ser transformadas, de ser nuevas criaturas en Cristo Jesús. Y eso es verdad. Pero ¡No deberíamos seguir igual de enfermos por siempre! Porque sería decir que no es verdad que exista una TRANSFORMACIÓN” ¿Cómo podemos invitar a otros a conocer las maravillas de un Dios transformador, perdonador, cuando nosotros no podemos dar ese ejemplo, cuando no podemos reflejar un verdadero cambio? Crees que si las personas conocen esa doble vida nuestra, que en la iglesia somos uno y por fuera somos otro o viceversa, ¿estarán motivados a unirse y conocer a Dios? ¿No crees que por eso hoy en día llaman a los cristianos mentirosos e hipócritas? Ellos dicen: ¡cristianos! No perdóname ya no creo en los cristianos. Por esto y por aquello. ¡Qué triste! ¡Qué pena! Y aunque no todos son así, todos somos señalados por los errores que UNO cometa. Por eso considero que debe haber un cambio en la conciencia de cada uno de nosotros. Debemos de dejar de decir que la Iglesia es un hospital de enfermos. Especialmente los que llevamos años asistiendo, aprendiendo y sabiendo ya qué ES TENER UNA RELACIÓN CON DIOS, porque ya no nos queda justificarnos con esa gran verdad para seguir pecando. Y digo gran verdad, por que es así: Somos personas enfermas del alma deseando una vida diferente, sana, con paz y con la bendición de Dios. “Adriana es imposible lograr ser perfectos”. Será difícil, pero no imposible. Porque si cada día te levantas con el propósito de estar de la mano de Dios, de ser mejor, de hablar menos, de escuchar más, de enojarte menos, de sonreír más, de criticar menos, de orar más, de condenar menos al otro, mas ver más tus debilidades y errores, entonces lograrás cada día ser más prudente, reservado, piadoso, SABIO. Si cada día te enfocas en TU cambio. No tendrás tiempo de ver los errores de TU PRÓJIMO ni hablar de él así sea un familiar tuyo. Porque Tu enfoque será TU RELACIÓN CON DIOS, Su aprobación, su bendición. Y…ENTONCES Sí podremos reflejar una verdadera TRANSFORMACIÓN y reflejar algo que las personas digan. ¿Eres cristiana? ¡Qué bien! ¿a qué iglesia asistes? ¡Wow, qué hermoso es cuando te preguntan eso! ¡Qué orgullosa me siento cuando alguien ve esa diferencia en mí! ¿No crees que es maravilloso ser ese tipo de personas? Personas que podamos ser como imanes de actitud amorosa, sencillas, humildes, prudentes, personas de verdad CRISTIANAS!!! ¡Yo creo que sí se puede! Hoy propongámonos a reflejarlo. Propongámonos a sentirlo, a desearlo, a lograrlo, a volver a ese primer amor donde queríamos GRITAR que Dios era nuestro todo y las personas lo podían ver. Podían ver ese CAMBIO a tal punto que nos decían “Te volviste fanática” Prefiero mil veces que me digan fanática, que hipócrita. Y peor aún, que Dios un día me fuera a decir: “apártate de mi que no te conozco... Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!” Mateo 7:23 NVI -Adry Victoria-
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