El miedo a confiar en los demás surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus progenitores. Dimensiones como incumplir promesas, no proteger, mentir o no estar cuando más se necesita a un padre o a una madre, origina heridas profundas. En muchos casos, esa sensación de vacío y desesperanza se transforma en otras dimensiones: desconfianza, frustración, rabia, envidia hacia lo que otros tienen, baja autoestima… Muchos de nosotros caemos en este grabe horror y... PROMETEMOS: Prometemos y no cumplimos, y aunque no siempre sea por maldad o querer verdaderamente incumplir, lo hacemos. Prometemos a nuestros hijos llegar temprano y no llegamos y ni siquiera llamamos a disculparnos con ellos, pues damos por hecho, que por ser nuestros hijos deben entender y aceptar la situación. Prometemos dar un premio si logran hacer algo bien y llegado el momento les decimos “mañana” y ese mañana de repente NO llega. Prometemos ver una película el fin de semana, ir a un parque, o la tienda y eso tampoco cumplimos, bien sea por imprevistos que se presenten como, un trabajo de última hora, un compromiso que nos salió en el camino, o nos llega una invitación a un asado con una pareja de amigos a los cuales apreciamos mucho y nos encanta pasar tiempo con ellos. ¿Y nuestra promesa? ¡Bueno, ella puede esperar! Al cabo esa promesa la puedo cumplir en cualquier otro momento... PROMETEMOS jugar con ellos antes de dormir, leerles un libro, acostarnos con ellos un ratito. Prometemos y prometemos y ¿Cuántas veces cumplimos las promesas que hemos hecho? Si hiciéramos una balanza, ¿podríamos decir que hemos cumplido el 70% de nuestras promesas hechas? Siendo honestos con NOSOTROS MISMOS, NO CREO. Hoy debemos “aprender” a identificar cuánto daño nos han hecho en nuestra niñez y cuánto daño hemos hecho por incumplir, por repetir conductas y acciones enseñadas. Hoy debemos “SANAR” y “CAMBIAR”. Hoy debemos tomar la decisión de cortar esos cordones umbilicales dañinos con los que hemos venido cargando. Por lo tanto aprendiendo sobre el tema, volvamos a leer la primera parte de este escrito por favor. Ok. Dice que con este tipo de acciones se pueden originar heridas profundas. Las cuales llegan a causar en muchos, la sensación de vacío y “DESCONFIANZA”, ¿Cómo creer ya en alguien que me ha incumplido tantas veces? Es la pregunta que un adolescente llega a hacerse cuando su niñez fue fundamentada en bases de incumplimiento, o sea de MENTIRAS, porque en eso se convierte el incumplimiento, en un tipo de mentira. Con esto podemos darnos cuenta el por qué muchos llegamos a la edad adulta llenos de vacíos de desamor, llenos de inseguridades, con un autoestima pobre y super inseguros y desconfiados. Creo que con todo esto crecí... Por lo tanto, se nos es difícil confiar en las palabras o promesas de alguien, porque en nuestro subconsciente ya venimos con un daño. Daño que seguramente nosotros a su vez lo hemos hecho a otros, por el desconocimiento de las consecuencias que esto implica. Entonces he allí una de las consecuencias que trae el mentir, el incumplir. En mi historia, crecí con muchas promesas rotas. Promesas de crecer en un hogar donde disfrutaría de dos padres que amarían a sus hijos, los cuidarían y animarían a que fuéramos triunfadores, seguros e inteligentes. ¿No es eso el propósito cuando tienes un hijo? ¿No los tenemos pensando en criarlos desconfiados e inseguros? Verdad? Pero en muchos hogares así ha sido y el mío no fue la excepción. Entonces aprendiendo el por qué de muchos de mis sentimientos, encontré de dónde viene la desconfianza y la inseguridad, y me dije: -Dios perdóname, porque a pesar de que he tratado de ser una mejor versión de madre y padre, también incumplí muchas veces a mis hijos. Especialmente a uno de ellos que buscaba mucho de mi cariño y tiempo.- Andrés solía llamarme cada día al ir cayendo la tarde, preguntándome “mami, ¿ya vas a llegar?” Y casi siempre le decía: ya casi papito, termino esta cita o esta presentación que estoy haciendo para la clase del sábado y salgo para la casa. Trataré de no demorarme. Pero yo llegaba tarde a casa... Lo encontraba muchas veces ya dormidito. Me daba pesar y me decía, debo tratar de llegar más temprano. Ahora escribiéndote sobre este tema, siento más dolor y tristeza que la que sentía en ese momento, no puedo evitar llorar por ver el daño que le llegué a causar. Sé que Dios ya me perdonó. Él al ver nuestro dolor y arrepentimiento, al ver un corazón sincero, perdona inmediatamente. Él no necesita escuchar varias veces nuestra solicitud de perdón. Pero al ir recordando y escribiendo, lloro y veo que soy yo la que aún no me perdonado totalmente. Caigo en cuenta que una de las maneras con las que trataba de compensar mis constantes incumplimientos y promesas rotas, era dándoles gusto. Cada vez que podía les compraba el juego que querían, los zapatos del momento, sus bicicletas, etc. Con el fin, según yo, de que tuvieran lo que yo no había tenido. Pero ahora comprendo como trabaja el subconsciente. Lo hice para compensar el tiempo que no estuve con ellos por trabajar. Puedo ver que trabajaba como una loca, por la desconfianza y el desconocimiento que tenía, en que las promesas de Dios fueran reales en mi vida. Veo que trabajaba con temor e inseguridad. Trabajaba y trabajaba y cada mes decía: Gracias a Dios otro mes más pude pasar bien, cumpliendo mi deber. Pero si te fijas, lo “decía” más no me lo creía y no lo sentía con convencimiento. Pues cuando tú crees y confías, sabes que Dios NUNCA te abandona, más aún si ve tu esfuerzo. Si no desampara a las aves del cielo, ¿Cómo nos abandonará a nosotros que somos sus hijos? Como podrás darte cuenta las consecuencias de promesas rotas, de mentiras e incumplimientos, puede arrojar malos frutos en muchas áreas de nuestra vida. “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” Mateo 6:26 RVR1960 Un motivo más que me hizo entender el por qué he tenido una vida llena de desconfianza e inseguridad, con un vacío de amor y atención. Entonces, cuanto más temes y desconfías, más atraes a tu vida esas cosas negativas. Entre más te quejes, más retos y malos momentos llegan a tu vida. Entre más desconfianza, más traiciones y desilusiones atraes. Es curioso, pero es verdad. Cuando vas estudiando e identificando estos patrones dañinos, logras entender el por qué de tus muchas malas elecciones en tus amistades y principalmente en tus relaciones amorosas. Por lo tanto, qué bueno es aprender y querer corregir tu rumbo. Nuevamente digo NUNCA ES TARDE. Sé, en primer lugar, que ahora sabré elegir mejor con quien rodearme, y en segundo lugar empezaré a atraer cosas hermosas a mi vida., porque si mi pensamiento sana y cambia, mi comportamiento también lo hará y por ende, mi vida será distinta. Por lo menos lo que queda de ella... Te animo a que te conviertas en un BUEN lector. Escoge libros que enriquezcan tu vida. Que te sanen y te ayuden a ser mejor. La lectura es uno de tus mejores aliados. Enamórate de ella. A mí me ha super ayudado y a través de ella es como he podido compartir contigo. Esta semana leí un articulo que decía: “La enseñanza es una herramienta poderosa para el aprendizaje” En mi interpretación en base a lo que vivo, lo entendí así: entre más aprendo, más puedo compartir y enseñar. Por lo tanto No dejaré de aprender. Un fuerte abrazo mis bellos y bendecidos amigos. Hasta la próxima semana que iniciaremos un tema sobre el EGO. Tu amiga Adry Victoria.
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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