Meditando esta semana sobre el “ENOJO”, empecemos por distinguir un poco sobre las diferentes maneras en que vivimos este sentimiento.
Podríamos decir que el enojo y la ira son sinónimos, sin embargo, debemos decir que en sentido estrecho existe una diferencia de grado. 1. El “ENOJO” es algo pasajero. Generalmente nos enojamos o sentimos molestarnos con alguien cuando no hace las cosas como se debe o como se les ha indicado. Un ejemplo, nos enojamos cuando:
Podríamos decir, que enojo es ese sentimiento que te causa una molestia pasajera. OJO escribí “PASAJERA”. Lo que quiere decir, que al pasar quizás un rarito, “un ratito” ¡ok! Bueno, quizás unas horas dependiendo de las circunstancias, el enojo desaparece. Y al desaparecer, ya no habrá rastro de lo sucedido. Enojarse en ese nivel, es una respuesta natural y normal de todo ser humano. Pero si el enojo se sale de control, este dejará de ser sano y obviamente normal. Pero continuemos con otro sinónimo de enojo... 2. La “IRA” es un sentimiento más profundo que nos puede llevar a actuar de forma dramática e intensa, incluso con manifestaciones físicas y verbales. Leía que una persona puede llegar a este nivel de sentimiento por diferentes causas. Hoy mencionaré una de ellas: • Sentimientos de “Enojo Profundo” Esto puede suceder, cuando una persona ha cargado con un daño emocional que no ha sabido: #1 identificarla correctamente. #2 manejarlo #3 enfrentarlo. #4 tratarlo. 1. Identificarlo: Muchos de nosotros quizás fuimos abuzados en nuestra niñez. Algunos físicamente, otros mentalmente, otros verbalmente, otros sufrieron todas las anteriores. En algunos casos, el Niño o Joven tiende a bloquear en sus recuerdos este tipo de episodios como mecanismos de defensa sin saberlo o darse cuenta. 2. Manejarlo: La mayoría de personas, por cualquier situación reaccionan con ira, son prevenidas, y agresivas en su forma de contestar. Se enojan por cosas tan sencillas, que ni ellos mismos entienden cómo llegaron allí. Lloran, gritan, ofenden, llevando su enojo a un estado de amargura que los distancia de la gente y hasta de ellos mismos. Leí que tristemente muchos llegan a flagelarse e incluso a suicidarse por el desespero de no saber cómo manejar tanta ira o el porqué de sus reacciones de enojo extremista. Todo reto lo ven más grande de lo que es, se frustran fácilmente y por lo general son personas depresivas. 3. Enfrentarlo: Desafortunadamente, a veces se llegan a enceguecer tanto, que no entienden de consejos o sugerencias, porque lo ven como un ataque o señalamiento, se sienten juzgados. Algunos, porque de verdad están tan bloqueados que se niegan a aceptar que tienen un problema emocional. Otros, logran ser un poco más consientes, pero con tal de llevar la contraria, o mostrarse fuertes expresan que no están mal, que no están enfermos y que no necesitan ayuda. Erróneamente, algunas personas sienten que ir a un psicólogo es para casos más graves como lo he mencionado en otras reflexiones. Entonces esto mencionado nos lleva al punto número cuatro. 4. tratarlo. ¿Qué pasa en el cerebro según la ciencia? Cuando se siente ira, se liberan neurotransmisores que incluyen adrenalina, noradrenalina y dopamina, los cuales son sintetizados a partir del aminoácido tirosina, cuya función es preparar al organismo para la defensa o huida. Esos neurotransmisores generan un aumento de energía en el organismo para que éste reaccione frente al evento amenazante. La descarga de furia perdura el tiempo necesario, según la magnitud con la que el cerebro haya identificado la amenaza. La ira es la más violenta de las emociones humanas. Debido a que involucra sentimientos fuertes. A menos que veamos la gravedad de lo que representa y nos propongamos a librarnos de ella, no la venceremos nunca. Y disculparnos echándole la culpa a otra personas no es identificar, no es manejar, no es enfrentar y mucho menos, tratar el problema. A veces pensamos que demostramos lo fuerte que somos cuando nos descontrolamos. Pero perder el control es señal de debilidad, no de fuerza. Dicho esto, cuando una persona logra entender que enfrenta algo que no ha podido manejar por sí solo ni en oración buscando la ayuda de Dios, debe buscar ayuda externa. Los psicólogos son personas que Dios usa con dones diferentes a los nuestros y para nuestro beneficio o para el beneficio de quien los necesita. Uno especializado en el tema, te apoya en aprender herramientas efectivas para regular tu ira de manera saludable. Además, puede ayudarnos a entender de dónde viene el problema y el porqué los teníamos bloqueados. No debemos posponer lo que debe ser una prioridad. Nuestro bienestar mental es muy importante para Dios. Si crees que tienes problemas de enojo descontrolado y no sabes por qué, o sí lo sabes, pero no has podido vencerlo ni manejarlo, date la oportunidad de dar el primer paso hacia una vida con mayor bienestar. No esperemos que pasen cosas de las que tengamos que lamentarnos el resto de nuestra vida. ¿Te acuerdas de la historia de Caín? El mensaje de Dios para Caín era éste: “¡Cuidado! Tu ira es como un león esperando a tu puerta. Debes controlar tu ira o ella te controlará a ti”. Pero Caín no respondió a la advertencia de Dios, y los celos hacia su hermano Abel se transformaron en odio, convirtiéndolo en el primer asesino en la tierra. Igual a Caín, todos tenemos al “león” de la ira dentro de nosotros. Hay quienes saben tener dominio propio y lamentablemente hay quienes no. Un día en que Caín y Abel estaban juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano y lo asesinó. Dios no ha dicho que nunca debemos enojarnos, pero nos ha advertido del peligro de la ira descontrolada. «Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol” Efesios 4:26 NVI El enojo descontrolado solo nos daña así mismos, y ese necesita ayuda. A mí me dañó por mucho tiempo. Aún sigo en constante investigación, lectura y tratamiento, ya que deseo ser libre, ser sana mentalmente. Deseo agradar a Dios, obedecerle y ser de ejemplo o testimonio, para aquellos que creen o sienten que no serán capaces de salir de ese estado de amargura y depresión a la que la ira los ha llevado. Yo sigo orando por uno de mis hijos que se ha visto atrapado por el enojo descontrolado. Él dice: - “Ma. No todos somos iguales” lo que a ti te ha servido quizás a mí no." El punto es que no ha querido buscar la ayuda adecuada. Pero tengo Fe que Dios lo dirigirá a que un día lo haga. Oro por aquel lector que esté atrapado y, felicito a aquel que ha logrado identificar, manejar enfrentar y dar tratamiento al problema. Te mando un abrazo. - Adry Victoria -
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