A veces creemos que solo podemos ayudar a otros en cosas o situaciones que nosotros ya hemos pasado y solucionado, y por lo tanto se habla con conocimiento de causa. Bueno, déjame decirte que esta semana aprendí que no siempre es o debe ser así.
Recientemente pase por unos días de crisis emocional, a pesar que me he sentido motivada con mi pagina y con lo que hago en ella. Mis hijos han estado bien y mi trabajo igual. Mi reto diario, es levantarme con emoción por haber despertado con vida, con salud y con la certeza que Dios nunca me suelta. Pero con todo y eso, me sentía triste, sin animo, sin ganas de hablar y con un dolor en mi cuerpo como si estuviera enferma, apagada... Me sentía en una cápsula de cristal hermosa, pero sola y sin sentido. Entonces me decía: -Qué pasa Adry, no te entiendo. Sé paciente. Sufres porque quieres. Es como si constantemente tuvieras que estar lastimándote por un pasado que ya no se puede remediar. Quieres que todo se solucione en un abrir y cerrar de ojos. Y las cosas NO funcionan así amiga. Por qué no aprendes nuevamente a aplicarte tu famoso eslogan “Un día a la vez”, “Por hoy me contratare para sonreír y hacer de este día algo maravilloso”.- Entonces sentada en las escaleras de mi nueva casa y la cual espero sea la última donde tenga que vivir en esta tierra. Lloraba de una manera desconsolada y le preguntaba a Dios: ¿Por favor explícame qué me pasa? ¿Cómo es posible que pueda ayudar a tantas personas con tips o ideas de cómo superar determinados traumas o sucesos dolorosos, y yo no pueda hacerlo conmigo en todas las áreas? ¿Qué pasa conmigo? Acabo de escribir durante todo el mes de agosto sobre el amor, sobre sus diferentes etapas y lo fascinante que me parecía no solo el tema, sino ese sentimiento, al que nunca renunciaré. Un tema que me traía contenta y del cual descubrí que es parte de mi esencia. Pero a pesar de eso, un día me veía sentada llorando, sin poder escribir, sin poder trabajar. Llena de remordimientos, recuerdos, y tal vez culpas. Entonces volvía y le preguntaba a Dios: -¿Qué pasa conmigo? ¡Por favor perdóname y ayúdame! creo que me estoy enloqueciendo.- le dije. También le exprese: -Necesito trabajar y sin ánimo, no lo lograré, porque mi tono de voz reflejará lo mal que estoy, y no creo que así vaya a lograr ninguna venta, mucho menos puedo escribir... ¡No me sale nada¡ - Después de llevar 3 o 4 días así, en esa guerra conmigo y sin explicaciones o respuestas, me escribe mi editora Claudia preguntándome: -Adry, ¿ya tienes material listo para la semana entrante? Medio lo leí y dije - ¡OMG! ¿Qué le digo? - Y abrí mi celular y le envié un audio diciéndole que estaba en crisis. Le dije: - Clao, no pongas nada esta semana. Solo ora por mí.- Su respuesta fue: - Claro amiga, lo seguiremos haciendo, y esta semana publicaremos textos bíblicos.- A lo que respondí: -Perfecto. ¡Gracias por tu apoyo!- Minutos más tarde me suena el teléfono y era su esposo, Mi Pastor Richard. -Adrianita, Adrianita. ¿Qué pasa contigo?- ¿Y sabes? Me volví a sentar en esas escaleras, donde creo que me escondo y abro mi corazón. Entonces le conté lo que pasaba con mi corazón, los sentimientos que tenía y el cómo sentía que Dios me miraba. Y le dije: Pastor, ¿si hoy muero me iría al infierno? Creo mi consciencia me esta hablando fuertemente. Entonces me dio mi primera lección, cuando me dijo: -Adry, cómo no vas a poder escribir, si precisamente lo que tú le muestras a la gente a través de tus escritos, es que somos de carne y hueso. A través de tus experiencias compartes una realidad de lo que somos los seres humanos y das ánimo, esperanza.- Entonces pensé, bueno es verdad que luchamos, pero también pasaremos por esos momentos de debilidad. Que reímos, pero también habrán momentos donde lloraremos. Que mejoramos a través de las reflexiones, las pruebas, los retos, pero también volveremos a caer y equivocarnos, porque finalmente nunca seremos perfectos. Entonces porque no seguir siendo esa humana que le muestra al mundo cómo se lucha, y cómo se obtiene victoria después de... ¿Sabes por qué? Porque me quiero exigir al máximo a ya no caer. A ya no sentirme nunca más deprimida. A ser 100 % fuerte y triunfadora. Pero me cuesta aceptar que TODO tiene un PROCESO. La segunda lección que recibí esa noche fue: -Adry. ¿Se vale de vez en cuando sentir nostalgia? ¡Sí! ¿Se vale pensar en el pasado y reflexionar sobre él? ¡Sí! Pero NO te quedes pegada en un “si hubiera” o en un “¿por qué?" El pasado es pasado. Tú lo has dicho varias veces. Ahora suéltalo y enfócate en construir mejor tu PRESENTE. Por que el futuro bueno que te puede estar esperando, estará basado en lo que SIEMBRES AHORA.- Algo así fue lo que me dijo o como lo entendí. Y ¡sí! ¿Qué ganamos con estar torturándonos? ¡NADA! Pero a veces, a pesar de que lo sabemos, somos masoquistas, y NOS SENTAMOS EN EL DOLOR, permitiendo que nuestras emociones nos dominen y nos lleven por el camino de la desilusión y la tragedia. A veces damos cabida al diablo que gane. Entonces al comprenderlo esa noche me sentía más enojada conmigo... Tercera lección: -Dios conoce tu corazón.- Me dijo: -Tus intenciones, tus preocupaciones. Él nunca nos condena, nos enseña, nos da la oportunidad de arrepentirnos, nos guía a través del Espíritu Santo a tomar mejores decisiones. Más es lo que nosotros nos castigamos y condenamos que lo que Él hace o hará.- Al día siguiente, después de haber hablado con el Pastor y casi que confesarme, oramos y logré tener un despertar mucho, mucho mejor. Animada y con el pensamiento de tener un buen día. Con el pensamiento de ya no permitirme mas estar así, bajé a la cocina para preparar mi acostumbrado té de las mañanas, y curiosamente en ese momento decidí prender mi tablet. ¿Y sabes qué fue lo primero que me salió? El titulo de un video llamado: “No Malgastes Tu Dolor” una predica de Joyce Meyer. ¡WOW! Increíble cómo Dios trabaja. Fue como un complemento perfecto a la charla sostenida la noche anterior. En esa prédica ella decía que en ocasiones le preguntó a Dios ¡cómo era que ella podía ayudar a otros y no lo podía hacer con ella misma! Hasta que un día entendió que cuando trabajaba ayudando a otros, Dios simultáneamente lo hacía con ella. Al ella compartir y animar a otros a sanar, a perdonar y a acercase a Dios, ella iba sanando su dolor, iba perdonando e iba mejorando. Dios le enseñó o le reveló, que en vez de quejarse y lastimarse con lo sucedido en su vida, lo utilizara para bendecir y dar testimonio a otros. ¡Y sí! ¿Acaso el fin o uno de los propósitos que Dios tiene para nuestras vidas no es que nos ayudemos unos a otros? ¿Que oremos unos por otros, y que nos amemos? ¿No es verdad? Entonces abrí mi libreta donde escribo para ti y para mí, e inspirada nuevamente comencé este testimonio. Queriendo decir, no soy perfecta, aun me duelen cosas, aun cargo con fantasmas de mi pasado, aun no he podido superar todo, ni he logrado dejar de querer ni de extrañar cosas o personas que de una u otra manera aportaron cosas buenas a mi vida. Y comprender que debemos recordar más las cosas buenas, que los detalles malos. Lo malo debemos desecharlo. Y cuando logramos hacerlo, nuestro corazón NO siente odio. Ese es el detalle conmigo: ¡Nunca cargo odio o resentimiento por NADIE! Cuando recuerdo sucesos malos, los veo como un mal momento que la persona tuvo y veo mi interior, donde también encuentro malas frases, reacciones y defectos. Entonces digo: ¿Cómo ver lo malo en otros, si yo también tengo cosas malas en las que debo trabajar? Mejor es ver los detalles y acciones bonitas, porque eso es lo que quiero que vean en mí. Recordemos que: NO PODEMOS RECIBIR LO QUE NO PODEMOS DAR. Entonces yo quiero dar amor, ejemplo, misericordia, entendimiento, paciencia, perdón, y una honesta y leal amistad en todos los aspectos de la palabra. Di gracias a Dios porque Claudia me escribiera. Porque el Pastor Richard me llamara y ser mi confidente. Di gracias por poner esa predica al levantarme al día siguiente y recordar que no tengo que ser perfecta para poder escribirte y escribirme. Recordar que hasta al mejor panadero se le quema el pan de vez en cuando. Al mejor cirujano y anestesiólogo se le muere un paciente y al mejor psicólogo también le pueden dar ataques de ansiedad y depresión. Entonces ¿Por qué pensar que YO no puedo tener una crisis en medio de mi lucha de superación y nuevo comenzar, después de una dura y difícil separación, después de varias equivocaciones por cabezona? Es verdad que Dios me ha hecho una mujer luchadora y fuerte. Me ha hecho una mujer sobreviviente de duras caídas, y me ha dotado de una gran sonrisa que inspira confianza. Pero, ¿Cómo logré convertirme en eso? ¿Acaso nací así? ¡NO! Tuve que pasar por varias circunstancias donde fui moldeada. Donde fui preparándome para que por más que me doliera, iba a aprovechar cada circunstancia para aprender, para madurar, y para darme el trabajo que hoy me ha dado. Porque de lo contrario, ¿Qué testimonios daría? ¿Cómo es posible que a menudo se nos olvide esto, y nos sentemos a llorar y lamentarnos? Dios nunca nos dará más de lo que podamos soportar. Y todo tiene un por qué, así haya sido nuestra culpa o error. Es lo que nos enseña en: 1 Corintios 10:13 TLA “Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir.” Una de las partes más difíciles de la vida cristiana es el hecho de que ser un discípulo de Cristo no nos hace inmunes a las pruebas y las tribulaciones de la vida. Por qué un Dios bueno y amoroso nos permitiría pasar por cosas tales como la muerte de un niño, enfermedades y daños, a nosotros mismos y q nuestros seres queridos, como dificultades financieras, preocupaciones y temor? Ciertamente, si nos amara, quitaría todas estas cosas de nosotros. Después de todo, ¿no significa el amarnos que Dios quiere que nuestras vidas sean fáciles y cómodas? ¡NO! No es así. La Biblia enseña claramente que Dios ama a aquellos que son Sus hijos, (Romanos 8:28). y “todas las cosas les ayudan a bien”. Eso debería significar entonces que las pruebas y tribulaciones que Él permite en nuestras vidas son parte de todas las cosas que nos ayudan a bien. Por lo tanto, para el creyente, todas las pruebas y tribulaciones deben tener un propósito divino, ¿Verdad? las pruebas y tribulaciones, están diseñadas para permitirnos alcanzar esa meta. Es parte del proceso de la santificación, siendo apartados para los propósitos de Dios y equipados para vivir para Su gloria. En 1 Pedro 1:6-7: Se explica la manera en que las pruebas logran esto mencionado. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Por lo tanto, entre mi charla con el pastor Richard y la predica que escuché, me llevó a recordar, que La fe del verdadero creyente se reforzará mediante las pruebas que experimentamos, y que cuando nos encontremos en ellas DEBEMOS ORAR MÁS. Algo que honestamente no hice... Me sentía tan triste, que no me salía mas que un: -Dios gracias por este nuevo día. Por favor ayúdame a salir de este estado. ¿Dime que me pasa? ¿Dime por qué me siento así, siendo que debo super valorar la oportunidad que me estas dando?- Pero no busqué mi biblia, aunque te diré que me sirvió mucho hablar con mi Pastor. Entonces, quiero entender que debía pasar por esos días, para poder hablar abiertamente con la persona adecuada, enviada por el Señor y darme la respuesta que mi corazón necesitaba, y además, llevarme a recordar varias cosas que acabo de compartir contigo hoy a través de esta reflexión. "Las pruebas desarrollan el carácter piadoso, y eso nos permite gloriarnos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” Cada uno de nosotros podemos ayudar a alguien, con una palabra, un abrazo, una sonrisa, o solo con saber escucharlos. Cuántas veces le hemos dicho a Dios: “Esto me está matando” , y no medimos lo exagerados y dramáticos que estamos siendo. En resumen, aprendo que Dios ha venido trabajando conmigo, al yo dedicar tiempo en reflexionar en cómo puedo ayudar a otros con mis propias experiencias. Ojalá puedas ver y aprender hoy, que ¡eres humano! Que somos seres imperfectos con grandes deseos de ser cada vez mejores, pero que con todo y eso, seguiremos teniendo tropiezos. Te mando un fuerte abrazo y espero leer algo de ti con respecto a esta reflexión... Bendiciones y hasta la próxima semana. -Adry Victoria-
1 Comment
11/10/2022 12:47:45 am
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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