¿Sabes? Dejar ir requiere valentía, pero lejos de aceptarlo como un final, debemos verlo como el principio de algo nuevo. La vida es un avance imparable, ella no se detiene ni por un instante, ella no toma aire, no se toma un break (Tiempo libre), ella sigue y cada vez más rápido. Por esta razón no vale la pena quedarnos atados o amarrados en algo o alguien que nos hunde. No podemos permitir rodar y rodar como la piedra que cae en un abismos, desperdiciando tiempo y oportunidades. Un abandono es la ruptura de un vínculo, y como tal debemos “retornar” hacia nosotros mismos, por más que esta nos duela mucho, debemos trabajar en recuperarnos. Adry, ¿Y cómo lograrlo? Te diré que una de las cosas que me ha ayudado es dejar de alimentar recuerdos. Debemos renunciar a las dichas fotos de momentos vividos que solo traerán nostalgias, el que focaliza la mirada en el ayer, sólo está alimentando el sufrimiento permitiendo que se pierda su presente. Por otra parte se vuelve prisionero de quien le hizo daño. Es así de sencillo y así de contundente. Por esto debemos dejar ir, debemos SOLTAR, y cuando digo: deja ir y suelta, no es porque la otra persona nos esté amarrando literalmente. ¡NO! Dejar ir y soltar, es renunciar a una falsa ilusión de esperanza, especialmente cuando sabes que esa relación fue mas tóxica que nutriente. No creas que un día llegara ser lo que nunca fue. Si tienes esto presente será mas fácil retomar tu vida. Otra cosa que debes hacer es dejar de HABLAR de esa persona. Dejar de preguntar por ella, incluso si es necesario aléjate de todo y todos los que tengan que ver con esa persona. Enfoca tu tiempo y energía en leer, pero no busques temas de novelas de romance, busca literatura de crecimiento espiritual, de metas, de cosas que te llenen de ilusión y te den un nuevo enfoque, una nueva mirada. El siguiente paso es comprender que hay que PERDONAR y PERDONARNOS. En ocasiones podemos pensar o asumir que el perdón es una renuncia a nosotros mismos, algo super lejos de la realidad. El perdón será lo que nos dará libertad y nos permitirá mirar hacia el frente. Nos permite levantarnos más livianos, tranquilos, viendo un presente más lleno de luz y oportunidad. Al mismo tiempo, nos permitirá retomar la confianza en nosotros mismos. Uno de mis hijos, Alejo, me decía hace unos días: -Mami, cada vez me sorprendes más, te siento hablar con alegría, con tanta tranquilidad, que me sorprendes. No dejarás de enseñarme nunca. Veo en ti una facilidad para perdonar, que me deja perplejo... Creo que yo no podría.- Quiero decir que para mí es cuestión de dignidad y auto respeto. Obviamente, le di mi punto de vista al respecto y el por qué me levanto de cada caída con mas ilusión y sin rencor. Muchos piensan que el proceso de soltar o dejar ir, puede durar mucho tiempo, incluso años. Pero yo te puedo decir que esto NO es cierto. Todo dependerá de que tan rápido quieras aceptar lo sucedido. Y que tan rápido quieras perdonar. He podido ver que nadie es tan fuerte como la persona que es capaz de conceder el perdón a quien le hizo daño, y conceder ese perdón, no es necesariamente que tengas que ir y verlo a los ojos y expresárselo. Conceder el perdón, es sentirlo con sinceridad en tu corazón, es poder expresárselo a Dios con el alma, y decir: ¡Aquí lo suelto! Dios, perdónanos por haber fallado, guíanos, ayúdanos a levantarnos y seguir adelante, y ante todo ayúdanos a nunca más volver hacer daño. Porque debemos ser consientes que es más hermoso y de más bendición cuando reconocemos que ambas personas fallamos. Quizás más una que la otra, pero cuando algo falla, ambas aportaron acciones y decisiones que hicieron daño. El que decide perdonar y soltar demuestra a su vez, que ha superado el miedo, que ya no teme al enemigo. Desprendernos de los resentimientos y el dolor nos devuelve a nuestro estado inicial, dejando de lado esas emociones negativas. Yo llegue a pensar que ya NO seria capaz de levantarme. Sólo entonces, el acto de “dejar ir”, se convierte en algo más fácil de conseguir, y mostrar la madurez que los golpes han hecho de ti. Dentro del enfoque del crecimiento personal y la espiritualidad, debe estar el ser capaces de vencer al ego. Solo así lograremos dejar de sufrir. Ahora puedo decirte con CERTEZA lo que significa para mí la frase “FELICIDAD”. Felicidad es la ausencia del miedo. Es aprender que sólo debes temer a Dios cuando no actúas bien. ¿Por qué tener o sentir miedo a algo o a una situación, cuando sabes que todo tiene solución y, que todo pasa por una razón? ¿Acaso no hemos aprendido que cuando una puerta se cierra es porque 10 más se abrirán? Saber enfrentar el miedo, es entender que ya no debes temerle. La libertad emocional, es renunciar a una prisión, el que no sale de esa prisión está condenado a cadena perpetua. Te dejo un fuerte y cariñoso abrazo Tu amiga Adry Victoria.
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