Nunca debemos cansarnos en buscar la perfección de nuestro ser, pues salimos del pecado y la imperfección. Dicen que no hay santo sin pasado, y no hay pecador sin futuro. Leamos el Salmo 50: 14-21 ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! 15 Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás. Pero Dios dice al malvado: ¿Qué derecho tienes tú de recitar mis estatutos o de mencionar mi pacto con tus labios? Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas. Ves a un ladrón y lo acompañas; con los adúlteros te identificas. Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño. Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano. Has hecho todo esto y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte. Busquemos ese perdón. Busquemos la misericordia y subamos hoy un peldaño más, uno que nos va acercando a una mejor versión de nosotros. Renueva, Oh Dios, nuestro corazón. Ayúdanos a que nuestro corazón no se convierta en una persona fría, conchuda, sínica ante el pecado. Que nuestro corazón esté cada día más llenito de ti. Mis bellos lectores: Nuestra mente es el campo de batalla más grande. En ella, se gana o se pierde. En ella no hay segundos lugares. En ella sólo existe la posibilidad del BIEN O EL MAL. Allí empieza la guerra con las emociones, los propósitos, nuestra efectividad y el lograr nuestra plenitud de vida. Ella es atacada diariamente, y no todas las veces logramos salir triunfantes ante tanta tentación. Por eso La biblia dice que debemos renovarnos continuamente con el poder de la palabra de Dios, o sea leyendo diariamente nuestro manual de instrucciones. No es suficiente sólo con orar. Lo digo por experiencia personal. En los afanes del día, anteriormente me levantaba rapidito para dejar todo listo y limpio antes de comenzar la jornada laboral, y oraba al ir manejando, lo que venía a mi mente en ese momento. luego colocaba alguna prédica que me acompañara tras mi ruta de visitas. Y al llegar a casa en las noches, muchas veces algo tarde, el cansancio mental más que físico, me hacía sentir que con lo que hacía era suficientemente. Hoy en día me doy cuenta de que la lectura de las escrituras es indispensable. Miremos lo que dice Romanos 12:2: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” Honestamente, leer la Biblia para mí era o ha sido algo agradable. Pero siempre había tenido la excusa de los horarios tan ajustados, de lo agotada que llegaba en la noche, etc. He venido descubriendo que la Biblia es tan vital como lo es comer, dormir o bañarnos. Es verdad que Dios se comunica con nosotros a través de diferentes formas, pero al leer Su Palabra estaremos alimentando adecuadamente nuestra mente de paz, amor, tolerancia, honestidad y bondad. En sí, de armas potentes que nos ayuden para ir bien preparados a la guerra de un mundo lleno de tentaciones. Dios perdona nuestras constantes fallas y te pido de corazón nos ayudes a tomar conciencia de ellas. Te envío un abrazo y con cariño esta reflexión. Adry Victoria.
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ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
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