![]() ¿Cómo nos fue con la “POSTURA DE TRIUNFO” la semana pasada? ¿Estamos logrando colocarlo en practica cada pasito que hemos identificado al momento de leer las reflexiones, cuando decimos “Esto Me Tocó, Esto Es Para Mí”? Bueno te diré que en lo personal sí lo estoy practicando, pero no te negaré que han habido unos leves momentos donde se me olvidaba seguir firme en la postura y de repente me siento decaída. Dicen que para que algo se convierta en hábito debemos practicarlo 40 días consecutivos; para que ya no se nos olvide y sea parte de nuestra rutina. Entonces al sentir un decaimiento me daba cuenta que la postura estaba ausente y decía: Adry, ¿Qué paso? Otro sacudir de cuerpo y retomaba el “¡sí puedo!”. Me di cuenta que al desear sentirme bien, mi semblante era diferente y por ende mi día también. ¿Cómo me di cuenta de ello? Te contaré que, una mañana al estar escribiendo, se acerco Juan el mayordomo de la finca de mi hermana, diciéndome: Perdóneme señora Adriana por interrumpirla, pero quería decirle que me alegra mucho ver su semblante cambiado, la veo mucho mejor de cuando llegó, la miro tranquila y con una sonrisa en el rostro que me hace sentir contagiado, su mirada es distinta. Ya no veo tristeza, veo paz. Veo una señora muy bonita, ejecutiva. ¡Me alegra tanto! Me dio gusto escucharlo y paré por unos minutos mi escritura para dedicarle tiempo a él y conversar un poco. Dios es tan perfecto, porque la noche anterior estaba pensando en que debía buscar un momento adecuado para buscar a Juan y darle un pequeño consejo con respecto a su relación y trato con su joven esposa Liced. Y mira, no me tocó buscar la manera de abordar el tema. Dios me lo envió. Yo le había dicho a Liced: Ora, pide a Dios por tu situación y yo le pediré que me dé la manera de hablar con él y poder darle un consejo. Que me guíe en cómo alcanzar su corazón para que no lo tome a mal y desee escuchar. Y esa mañana llego a mí con un sentimiento de admiración y alegría por como me veía. Una ocasión más que perfecta para darle gracias por hacerme ver como iba progresando en mi proceso. A parte para poner manos a la obra en el tema que quería compartir con él, y sin él saberlo. ¡Díganme si no es Dios Perfecto! Dios nunca dejará de sorprenderme. Juan me escuchó y aceptó el consejo. Ahora pido a Dios le ayude a ponerlo en práctica así como a ti y a mí en nuestras metas y decisiones. Me duele el alma al ver que una pareja esté mal y más me duele que se dañe o separe. Yo nunca he querido estar en esa posición y mira lo que ha pasado, pero sé que me llegará el momento de triunfar también en ese tema. Lo sé y lo declaro que ASÍ SERÁ. “Tener Un Buen Semblante”... Estoy aprendiendo que para tenerlo, mantenerlo y poder REFLEJARLO a través de una cara feliz, tranquila y con paz, debemos anhelar tenerlo. Cuando Juan me comenta lo que estaba viendo en mí, me llevó a pensar en cómo había hecho para llegar allí. Y veo que una de las claves es sabiendo SOLTAR LAS COSAS, llámese preocupación o problema. Saber DEJARLAS en las manos de Dios. Yo he aprendido en este proceso a CONFIAR en ÉL. Eso es saber soltar. Antes cuando escuchaba a pastores hablar sobre el tema de “Soltar” yo decía, pues cómo se come eso, yo por mas que quiero no he podido lograrlo. Pero ahora pasando por todo esto y haciendo una retrospectiva de mi vida, me doy cuenta que sí he aprendido a soltar cosas o situaciones. Por ejemplo, me llevó a acordarme que en un tiempo uno de mis hijos me hizo pasar por un tiempo muy duro, por sus decisiones y acciones. Y como toda madre salía corriendo a su auxilio. No quería que nada le pasara y creía que la mejor acción de mi parte era salir como la defensora. Ser un Superman en la vida de él ayudándolo a resolver los problemas como si fuera un bebe indefenso. Pero la verdad era que ya era grandecito y no solo sabía lo que hacía, sino cuales podrían ser las consecuencias de sus actos. Pero nada, allí estaba yo, llorando, orando y saliendo al rescate cada vez que el “muchachito” según yo, se metía en un nuevo problema. Un día; otro de mis hijos me dijo mamá déjalo que aprenda, déjalo y deja de ser su sombrilla. Hasta que tú no lo SUELTES, él no tendrá responsabilidad ni aprenderá. Lo escuche, pero me costó poner en practica el “DÉJALO”, hasta que un día salió con otra situación y ese día caí de rodillas en la cocina de mi apartamento llorando y diciéndole a Dios: Ya no sé que hacer, ya me cansé de aconsejarlo, de ayudarlo. AQUÍ TE LO ENTREGO... YO ME RINDO." Le contesté una de sus llamadas de auxilio y le dije: "¿sabes algo? te amo, pero ya estuvo bueno. Así como te metiste en esto, tú sal de allí. Pídele a Dios te ayude y analiza el cómo estás llevando TU vida y en dónde quieres terminar". Me dolió mucho el decirle eso y sé que a él también. De hecho creo que no creyó que NO fuera a su rescate. Ese día tome la decisión de soltar y dejar todo en manos de Dios. Al principio con un dolor en el pecho tremendo y con miedo cada noche de recibir alguna llamada con alguna mala noticia. Al punto que decidí apagar el celular cada noche. Recuerdo que cada noche oraba y le pedía a Dios lo cuidara y guiara. Le decía y me decía a mí misma, de noche no aguanto ningún golpe, de día las fuerzas son diferentes. Por lo tanto apagaré este celular y en tus manos lo dejaré. Así pasaron 2 años. Hoy en día ya está mucho mas centrado, con una bellísima esposa y una espectacular nieta que Dios nos dio. Por mucho tiempo él estaba enojado conmigo según por no haberle ayudado, se volvió duro, medio serio y odioso. Pero sé que ahora que es padre un día entenderá el por qué lo hice y que fue lo mejor para él. Entonces escuchando a Juan y recordando lo vivido con mi hijo Andrés entendí verdaderamente lo que es SOLTAR Y DEJAR EN MANOS DE DIOS totalmente las todas las cosas. Si antes decía: "ESO COMO SE COME", ahora yo te puedo dar el testimonio de cómo hacerlo, experimentarlo, vivirlo y REFLEJARLO. Pues recordemos el principio de mi historia... El día que desesperada quería que Efren cambiara de opinión, entrara en conciencia y no quisiera dejarme o cambiarme, sintiéndome muerta de terror, super desubicada y con el corazón partido, VOLVÍ A CLAMAR A DIOS en un parque, acompañada de 2 perros al frente de una muy bonita fuente de agua. Llorando le dije a Dios: Dame la fortaleza que necesito, lléname de agallas, guíame a que decidir. Te ENTREGO este dolor y QUE SEA TU VOLUNTAD NO LA MÍA. Entrego esto a ti porque yo no puedo con esto. AQUÍ LO SUELTO, suelto esta carga que es más fuerte que mi mismas fuerzas. A ti lo entrego. Me siento morir y Tú en otras ocasiones me has hecho fuerte. Regrésame a lo que he sido y que esta no sea la excepción, no me sueltes de Tu mano. Uno de los propósitos de venir a mi tierra y estar con mi familia era buscar de Su cariño, de Su compañía. En esos momentos sentía pánico el estar sola. Al llegar aquí, pase tiempo con ellas y ellas buscaban la manera de mantenerme distraída, me animaban. ¿Pero sabes algo? Lo que necesitaba no era tanto el estar con alguien, o sentirme acompañada. Lo que realmente necesitaba era estar conmigo, enfrentarme a mí misma, enfrentar mis miedos y ver para lo que Dios me estaba preparando. SÍ, así como suena. “Dios me estaba PREPARANDO” Muchos cuando vivimos momentos malos decimos “¿Por qué a mí?” En vez de entender: #1 Que todo pasa por algo #2 Que el resultado positivo o negativo de algo depende de nuestras decisiones y acciones tomadas. Y #3 Que para escalar se debe pasar por un proceso que por lo general doloroso. Entonces, después de unos días de compañía y convivir con ellas, pasar navidad juntas. Dije, muchachas deseo pasar un tiempo en el campo porque ya es hora de enfrentar mi realidad y pararme de esto. Ahora sigo dando y dando gracias a Dios, al estar en esta finca rodeada de arboles y un paisaje hermoso, que un día les compartiré una foto. Empecé mi proceso de sanación, leyendo, escuchando alabanzas, caminando y orando. De repente me levantaba a las 6:30 AM y me sentaba en semejante frío a escribir, y me di cuenta que había vuelto a sonreír a medida que leía y escribía. Me di cuenta que ya no me expresaba mal o con rabia llena de dolor hacía Efren. Me di cuenta que una mañana dije Señor desde el primer día lo puse a el en tus manos. Pero ahora vuelvo y te lo entrego con amor, con un corazón sano, tranquilo, sin rencor y sin PERO. Pues muchos decimos: “Yo te perdono o yo no tengo nada que perdonarme PERO” en este caso y en este momento SUELTO todo sentimiento, dolor y tristeza. En tus manos lo dejo. Ayúdalo, bendícelo, sana igualmente su corazón. Y permite que conozca y encuentre la felicidad. Hoy yo me siento feliz de haber pasado por este proceso ya que con el APRENDÍ cómo lograr un semblante hermoso, relajado, tranquilo. APRENDÍ que YA sabía que era SOLTAR, ENTREGAR, CONFIAR y al mismo tiempo no lo sabía porque mis ojos estaban cerrados conjuntamente con mi corazón y entendimiento. Pero Dios allí estuvo SIEMPRE. Desde entonces Él ha venido trabajando en mí y conmigo. Para poder decir que tenemos FE en que algo sucederá o FE en que suceda, debemos haber pasado por el proceso de haber ENTREGADO y SOLTADO todo. Si se hace verdaderamente y lo haces de corazón y de verdad, ya no te estresas por eso, ya no lloras, ya no peleas con tus fuerzas, sino que esperas en el Señor. En Mateo 6:27 Dice: “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” (NVI) Es así como vas entendiendo la escritura, y te das cuenta que vale la pena creer en ella, confiar en Dios y vivir el resultado. En conclusión y por último en este día, Si entendemos que no ganamos NADA en estresarnos, asustarnos, preocupándose por algo que no está en nuestras manos solucionar de inmediato, empezamos a vivir más ligeros y ello nos irá llevando a permanecer con una buena postura. Una de triunfo, de victoria, de ÉXITO, que es lo que deseamos y por lo que estamos trabajando este año. TU TAMBIÉN PUEDES SOLTAR, CONFIAR Y ENTREGAR TODO A DIOS. ¡Un abrazo fuerte! -Adry Victoria-
0 Comments
Leave a Reply. |
ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
July 2024
Categories |