Cuando tengas el deseo de juzgar a alguien, por favor no mires sólo lo que es más visible. También debemos mirar lo que tiene más escondido. Bueno, escondido según los ojos de quien está criticando. Lamentablemente las virtudes de una persona son las que menos se “Chismean, critican o comparten”. Las que menos entran en el plato de conversación de aquellos que sienten un gran placer al hablar sobre los errores, debilidades o defectos de otros, en medio de un almuerzo, una visita o una simple pregunta de alguien que expresa: - ¿Como esta Juanita? - inmediatamente lo que normalmente llega a la menta de la mayoría es un: “Oh, pues bien, PERO como te párese que…” O, un “Mmm, ni me preguntes, me siento tan incomoda por tal y tal y tal…cosa, situación, comentario, actitud, etc.” No digo que TODO el mundo lo haga, pero tristemente la mayoría sí lo hace, o lo hemos hecho en algún momento de la vida, quizás por diversas situaciones como: Dolor, desilusión, frustración, o simplemente porque esperamos más de otros, cuando no somos capaces ni de mirarnos a nosotros mismos. O Tal vez porque esperamos que la gente sea “según” igual a uno, colocándonos inmediatamente en una posición de superioridad. Error por donde quiera que lo analicemos. Si bien es cierto que no somos perfectos, que todos cometemos errores, o que por culpa del “pecado” original somos tremendos, también es cierto, y lo hemos mencionado o leído, que todos tenemos las mismas oportunidades de corregir, cambiar y controlar; y que muchos lo logran a través de una nueva o renovada relación con Dios, especialmente cuando esa relación es hecha con compromiso, consciencia y regularidad. O sea, diaria y honestamente. Dime, quién de nosotros no ha escuchado: “El chisme no da dinero, pero cómo ENTRETIENE” o cómo DIVIERTE. Se ha dicho o escuchado en un tono que nos ha llegado a parecer hasta chistoso, y la verdad es que no lo es. Con el chisme se denigra, se traiciona, se mata, se rompe la confianza, la credibilidad. En fin, si lo piensas a conciencia, es más el daño que se causa, que el bienestar que nos produce. Con él no se edifica. Creo que así no admitamos en voz alta, frecuentemente nuestros defectos, todos nos conocemos. Todos sabemos perfectamente de qué pata cojeamos. Algunos trabajan arduamente en querer ser mejores, otros simplemente no les interesa y les es más fácil decir: “Así soy y si me aceptan bien y si no también”. Siendo este el camino más fácil. Por otra parte, otros de repente con un carácter más débil por así decirlo, sí trabajan en ello, pero caen fácilmente. En conclusión: Es mejor, más sabio, más sano, más inteligente, ser prudente y reservado. Es más importante enfocarnos en limpiar nuestra mugre, que el limpiar la paja del ojo ajeno, Y es VITAL entender la siguiente regla, que aunque la regla de oro propuesta en la Biblia, es en positivo, "Hazle a los demás lo que te gustaría que te hicieran", en forma negativa también se cumple: “NO HAGAS LO QUE NO QUIERAS QUE TE HAGAN” Y así te hagan, tú no respondas igual. Tú tienes la capacidad y el valor de ser luz en medio de tanta oscuridad. Recuerda, es cuestión de decisión, de elección, de actitud. Siento que dos de las formas en que podemos ir combatiendo tan terrible epidemia destructiva, y sería: 1. Enumerando más las cualidades. ¡EDIFICA! Cuando te hablen mal de alguien, tú edifica. Cuando te pregunten por alguien, tú edifica. Al dar más valor a las cualidades que a los defectos de otros, así sean ciertos, indirectamente, te estás edificando a ti mismo. 2. Dejando de escupir hacía arriba. A veces nos creemos inmunes a los males que juzgamos en otros, y pensamos que tal vez eso no nos va a ocurrir a nosotros, pero aquí va un consejo: “NO SEAS JACTANCIOSO” En otras palabras, recuerda que la vida es un búmeran. Con cariño, -Adry Victoria.
0 Comments
Leave a Reply. |
ADRY VICTORIA G. PIEDRAHITA.Palabras de mujer a mujer... Archives
July 2024
Categories |