es posible construir una buena familia

​Hermoso día de miércoles mis bellos lectores.

Ayer leíamos como las personas vamos obviamente cambiando con el paso de los días. Unas logran conservar la tradición de una familia unida. Aquella, que a pesar de la independencia, se reúne mínimo cada fin de semana a cenar con sus padres y hermanos. 

También logran prepararse académicamente, si tuvieron los medios, construir buenas relaciones, obtener buenos trabajos, y  otros convertirse en empresari@s.

En conclusión, hay familias que logran tener vidas tranquilas y muy bendecidas, incluso en medio de algún percance de salud, perdida o revés.

Algunos a los que nos ha tocado vivir en medio del caos, separación y desunión, o en otras palabras, en medio de un ambiente algo disfuncional, podríamos pensar que lo anteriormente escrito no existe.

Pero yo te diré que no es así en el transcurso de mi vida adulta. Entre mis 45 años hasta el día de hoy, he podido conocer familias con ese estilo de vida, donde les he preguntado a nivel de “entrevista”: “¿De veras tu vida, tu familia y entorno es así de liviano, de tranquilo y chévere como decimos los colombianos, o sólo es lo que muestran a los de afuera? Te pregunto esto, por la confianza que te tengo y que sé que me tienes. 

¿Sabes? quizás hago la pregunta porque es la vida que me hubiera gustado tener. 
En algunas ocasiones me dije: “Dios, por qué no pude tener un hogar normal. Uno donde hubiera podido ver a dos padres luchando juntos y dando educación y amor a esos hijos que decidieron tener. Pero al no poderme responder, me daba ánimo pensando que eso no existía, ya que inconscientemente, me iba rodeando de personas que  sufrieron la misma “DISFUNCIONALIDAD FAMILIAR” por un patrón que seguí sin saber. 

Después, al ir sanando mi corazón, encontré amistades distintas. Familias exageradamente unidas a mi pensar, y entre esas, esta la tuya. 

¡Te felicito! Es de "envidiar" en el buen sentido de la palabra. 

La respuesta de una de ellas fue: 

¡Sí Adry, gracias a Dios! Te diré de todo corazón y sin exagerar, que en mi casa paterna, nunca vimos pleitos fuertes, malas palabras, desunión, envidia, rencor o cizaña.  Mis padres nos inculcaron desde muy pequeños a ser unidos, luchadores, amables, respetuosos y a entender que todo, todo, todo en esta vida puede tener un buen resultado. Especialmente cuando se sabe:

#1, Orar.
Respirar profundo.
Pensar con cabeza fría y un corazón desarmado.
Desarrollar un buen oído para saber escuchar. 
Dialogar en armonía y nunca contestar con una ofensa.
Y Respetar para que te respeten. 

Ese fue el ejemplo que vi en mi casa paterna. Verdaderamente Adry,  doy infinitas gracias a Dios por la educación y ejemplo que recibí. Por consiguiente, tuve cuidado al elegir a la persona que sería mi pareja, para que este estilo de paz, diálogo y unión, siguiera en la generación que naciera de nosotros, y, a Dios gracias, así la estamos viviendo.

Este testimonio con el que voy concluyendo, nos muestra que si los jóvenes de hoy escuchan a sus padres, ven ese ejemplo y siguen el consejo dado por nuestro Padre y Creador, muy seguramente podrán tener una vida de calidad y bendición, de paz, prosperidad y unión. 

Dios nos dio el libre albedrío, pero la vida ( que para mí es el Espíritu Santo ) SIEMPRE nos dará la oportunidad de PENSAR, para saber o no, elegir y TOMAR buenas o malas DECISIONES. 

Lo digo, porque también conozco un par de testimonios, donde han tenido excelentes padres. Buenos principios y ejemplo inculcado, y los hijos nada que ver. Como si hubieran nacido de padres diferentes.  

Hoy me despido dejándote dos textos bíblicos: 

Primero: Tito 2:6-7

“A los jóvenes, exhórtalos a ser sensatos. Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. 
Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad”

Segundo: Tito 2:11-13 

“En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con dominio propio, justicia y devoción, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”

Con cariño,

Adry Victoria.